La buena escuela
Aboín / Mazcuñán, Puerta, SendaNovillos de Sonsoles Aboín (sin caballos), con trapío, que dieron juego. Jorge Mazcuñán: pinchazo y estocada; la presidencia le perdonó un aviso (oreja); estocada perdiendo la muleta (oreja). César Puerta. aviso con retraso antes de entrar a matar, pinchazo, estocada perdiendo la muleta y descabello (vuelta); dos pinchazos y otro hondo delantero (oreja). Paco Senda. estocada corta tendida caída (oreja); pinchazo, estocada corta y descabello (oreja).
Plaza de Valencia, 13 de marzo. Tercera corrida de feria.
ENVIADO ESPECIALLas novilladas con alumnos de las escuelas taurinas están entre los mejores espectáculos que puede ofrecer hoy la fiesta, por que en ellas se ve el toreo. Toreo puro, de buena escuela, merced a las lecciones que imparten generosamente diestros experimentados y merced también a la vocación verdadera que tiene el alumnado. Las lecciones no son sólo técnicas pues el profesorado las enriquece de torería, que es esa suerte de dignidad con que todo catecúmeno abraza el oficio, si lo ama sinceramente y quiere tener un sitio en la profesión.
La torería quizá sea aún más importante que la técnica, y a los toreros de escuela se les advierte en cuanto pisan el albero. Luego vendrá la realidad de la lidia y en su transcurso se les apreciarán defectos mil, pero asimismo virtudes toreras otras mil, y eso es lo importante. Para perfeccionar el espectáculo sólo, falta el tercio de varas. Porque si las reses no se pueden picar, de puro chicas o flojas, aburre, y si no son chicas ni flojas, allí puede ocurrir un desaguisado.
Los novillos de ayer no eran chicos ni flojos y el desaguisado se estuvo viendo venir. Afortunadamente, cuando terminó la fiesta no había sucedido nada irreparable, sólo sustos a discreción, porrazos unos cuantos. Jorge Mazcuñán se llevó los peores, porque le correspondió un cuarto novillo que era el Talgo lanzado a todo motor. Alguien por el tendido corregía que era el Talco. En fin, es irrelevante cómo le llamaran. El caso es que ese novillo precisaba varas para ahormarle, y pues no las hubo, le ahormó Mazcuñán castigándole por bajo, fajándose bravamente, sufriendo dos bestiales volteretones que de poco le parten el alma y volviendo a medirse con la fiera igual que si acabaran de echar una partida de mus.
Impresionó el valor y la buena técnica de Mazcuñán en ese toraco feroz, y en el otro más arrepuchado, y feble, que también le revolcó. Muy impresionada estuvo ayer la gente en el coso valenciano. Porque César Puerta, codillero al lancear, corría la mano con exquisito gusto al muletear, y Paco Senda se reveló muy torero, muy clásico, muy decidido a pesar de que se vestía de luces por primera vez, y si tuvo desarmes, era lo mínimo que podía pasar en tan temprano debú. El público pedía las orejas con fervor y cada torero tenía sus partidarios. La mayoría eran de Paco Senda. Se notó porque exhibían numerosas pancartas alusivas al titular de la causa y gritaban "¡Pa-co, Pa-co!". Por César Puerta estaban otros grupos llegados de Estivella, entre ellos la banda de música, que flameaba pañuelos, el director con más entusiasmo que nadie. Otras pancartas animaban a Mazcuñán y cuando midió su pundonor conla bronquedad del cuarto novillo, la plaza entera se puso de su parte.
Ese novillo tuvo la lidia que han propuesto algunos al Parlamento Europeo: sin picadores. Pues en esas condiciones podrían torearlo ellos. Un novillo íntegro sin picar es el Talco lanzado a todo motor. Los incidentes que provocó pudieron indigestar la merendola que mazcuñanistas, puertistas y sendistas de Paco-Paco llevaron a la plaza.
Menudas despensas, vaya regalo para el cuerpo; se pasaban perniles, lomos, llangonisetes, aceitunas, pimientos morrones, botas de vino embocado o ligero.
La andorga llena, el talante alegre, la banda inspirada y pimpante, el toreo de escuela hecho según mandan los cánones, hacían fiesta grande y sólo faltó lo que se sugiere: que un eurodiputado bajara a comprobar qué puede ocurrir cuando se arranca pegando bufidos y escupiendo babas un novillote fiero, sin picadores.
Babelia
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