La filosofía no utópica de Luc Ferry y Alain Renaut.
Luc Ferry y Alain Renaut pertenecen a la generación -de jóvenes pensadores franceses ' que consideran una obligación plantear el debate público en los medios de comunicación sobre los diversos aspectos de nuestra sociedad. En particular Luc Ferry ha sostenido frecuentes polémicas con Alain Finkielkraut en relación a sus distintas ideas sobre la sociedad posmoderna. Ferry y Renaut proponen una filosofia que se ocupe del presente y que no critique el mundo actual en relación a un ideal utópico. Autores ambos de libros como La pensée 68: essai sur le anti-humanisme contemporain (1985) y Heidegger el les modernes (1988), participaron la semana pasada en el coloquio internacional sobre Heidegger y Wittgenstein en Madrid.
La polémica que despertó el año pasado la aparición del libro Heidegger y el nazismo del chileno Víctor Farias, enfrentó posiciones no solo de filósofos, sino de todo tipo de analistas y público, incluso entre gente que nunca habia leído al filósofo alemán. Como respuesta. a ellos Luc Ferry y Alain Renaut publicaron Heidegger et les modernes. El trabajo en conjunto y el acuerdo que mantienen ambos con respecto a sus tesis han permitido que las respuestas se respondieran cediendo uno la palabra al otro, mientras el que callaba asentía en silencio.Pregunta. ¿Qué valores se tambalearon entre la intelectualidad francesa para dar lugar a la polémica sobre Heidegger a raíz del libro de Victor Farias?
Respuesta. Hace falta trazar algunos antecedentes para responder. Los intelectuales en Francia, aunque también en otros lugares, son sobre todo gente que ha asumido una función crítica. En las sociedades democráticas o liberales las criticas se ejercen contra esas sociedades democráticas o liberales. Lo que ha caracterizado a los intelectuales franceses de la posguerra, y principalmente en los años cincuenta, es que su instrumento crítico principal contra la sociedad liberal fue, por razones históricas, el marxismo.
En los años cincuenta prácticamente todos los intelectuales estaban ligados al partido comunista, la de izquierda era la única ideología aceptable. No había intelectuales de derecha, sólo Raymond Aron, que era liberal.
Lo que caracterizó el periodo posterior fue el desprestigio del marxismo. Podemos decir que los intelectuales se encontraron de pronto sin un instrumento crítico, o privados de él y que luego, en los ochenta la crítica del mundo de la técnica ha reemplazado entre los intelectuales el papel que jugó el marxismo en la crítica a la sociedad liberal. Se vio aparecer libros que desarrollaban el tema de la sociedad liberal de consumo, no a partir de Marx sino a partir de Heidegger. Con los mismos efectos y hasta con los mismos argumentos. Hoy no hay un solo intelectual francés en el partido comunista.
Escándalo
El escándalo del libro de Farias no parte de los valores que se ponen en discusión, sino la posición misma del intelectual crítico en la medida que ha mostrado razones históricas, los lazos entre el pensamiento de Heidegger con el nazismo. El libro de Farias ha contaminado el pensamiento de Heidegger y ha dificultado el uso de sus argumentos para criticar el mundo liberal.
No son tanto los valores los que se ponen en discusión, como las estrategias intelectuales que se encuentran de pronto prohibidas o frustradas por el libro de Farias, en particular los intelectuales de izquierda, sobre todo entre los intelectuales judíos de izquierda. Es una situación dificil para estos últimos cuando quieren referirse a Heidegger después del libro de Farias.
P. El libro de Farias ha debilitado ciertas posiciones o estrategias intelectuales, ¿Cuáles se han fortalecido?
R. A grandes rasgos se puede decir que a partir de 1945 en Francia ha habido dos grandes tipos de críticas del mundo liberal. Una de ellas es la crítica marxista en nombre del futuro. La otra es la que hace la crítica en nombre de la tradición, que es el caso de la crítica heidegeriana; es sobre todo, un retorno a la tradición perdida -su idea del tiempo, por ejemplo -que propone un regreso al pensamiento antiguo.
Nosotros, por ejemplo, hemos tomado una posición que sin dejar de ser crítica, asume una actitud más puntual. No se trata de que los intelectuales abandonen el papel crítico, no se trata de convertirse en colaboradores del mundo de la técnica, del mundo liberal, sino proponer una crítica del presente, que no se refiera al futuro ni al pasado. Una posición relacionada a las promesas no cumplidas de la democracia.
P. ¿Una crítica sin utopías?
R. Sin utopías, pero también una crítica mucho más fuerte que la crítica utópica porque es una crítica interna. Una crítica del mundo liberal democrático en nombre de sus propios principios, y no en nombre de los principios que se basan en la tradición perdida. Cuando existe una crítica ' Interna, desde mi punto de vista, ésta se hace mucho más subversiva en la práctica, que la del intelectual desde el lado del marxismo o de liberalismo.
Babelia
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