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Carlos Andrés Pérez insiste en el plan de austeridad, mientras se levanta el toque de queda en Caracas

La Guardia Nacional venezolana robó todo el dinero -1.000 dólares y 14.000 bolívares (casi 160.000 pesetas en total)- y cuanto objeto estimó de valor durante el allana. miento y detención de un grupo de jesuitas españoles, nacionalizados en Venezuela, que realizan su labor pastoral en el barrio pobre de IA Vega, en Caracas. El toque de queda que aún regía en Caracas y otras ciudades UO país fue levantado ayer, mientras la normalidad vuelve a las calles de la capital, pese a que aún se observan las secuelas de los graves incidentes en los que murieron cientos de personas. El presidente, Carlos Andrés Pérez, aseguró el domingo que mantendrá el programa de austeridad cuyas medidas desencadenaron la revuelta.

ESPECIAL,Siete jesuitas españoles y dosseminaristas, uno español y otro venezolano, fueron deteni dos en la madrugada del do mingo y puestos en libertad poco antes del toque de queda, a las siete de la tarde, hora local (cero horas del lunes, hora peninsular española). Los sacerdotes declararon ayer a tres enviados de la Prensa española que "nos trataron bien", pero denunciaron el robo de sus pertenencias. Durante las casi 20 horas que permanecieron en poder de las autoridades, la humilde casa de los jesuitas estuvo en manos y bajo custodia de la policía.

Al regresar a su domicilio, los jesuitas comprobaron que todo estaba patas arriba. Les habían robado el dinero, una grabadora, una calculadora, bolígrafos y otros objetos. También comprobaron que un crucifijo de barro que tenían en la capilla había sido hecho añicos. Durante el allanamiento, algunos policías habían comentado que el Cristo tenía "aspecto subversivo" y se lo llevaron junto con todo el material que consideraron sospechoso: comunicados de actos de la parroquia, el texto editado en Cuba de una entrevista con Fidel Castro del entonces director de la agencia Efe, Ricardo Utrilla, la Constitución de la Unión Soviética y otros materiales escritos.

Unos 30 policías armados, según estimaron los detenidos, llegaron al filo de la mediano che del sábado. Se trataba de un cuerpo especializado de la Guardia Nacional. En la casa viven seis jesuitas vascos, navarros y un aragonés, todos de unos 50 años de edad, residen tes en Venezuela desde hace unos 30 años y con nacionalidad venezolana. Entre los detenidos estaba el vasco Luis Ugalde, vicerrector de la universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y profesor de Sociología y Teoría Política.

En la noche del sábado sólo dormían cinco en la humilde casita del barrio de La Vega. Después de un registro, que duró hasta la 1.30 del domingo, los cinco fueron conducidos a un comando de la Guardia Nacional y después, a las ocho, a la Dirección de Inteligencia Militar (DIM). En ningún momento se les manifestó la causa del allanamiento, ni se les permitió llamar peor teléfono para comunicar lo ocurrido a sus superiores o a la jerarquía eclesiástica.Una falsa denuncia Al levantarse el toque de queda, pasadas las cinco de la mañana, llegaron a La Vega dos jesuitas, uno de ellos el secretario del padre provincial de Venezuela, que habían recibido la noticia del allanamiento y la detención de sus compañeros. Los dos fueron inmediatamente detenidos. La misma suerte corrieron dos jesuitas más, profesores de la UCAB, que llegaron más tarde a la casa de La Vega. Según declararon los jesuitas detenidos, suponen que todo se debe "a una falsa denuncia de que éramos un grupo de cristianos que guardábamos armas y material subversivo".

La noticia de la detención de los jesuitas se difundió rápidamente por Caracas. De fuentes de la presidencia se informó al mediodía que ya habían sido puestos en libertad. La misma información, equivocada o falsa, difundieron portavoces del cardenal de Caracas, José Alí Lebrún. El comentario de la fuente gubernamental fue que se trataba de "unos curas un poco levantiscos".

. Las preguntas de la Prensa y las intervenciones de instancias eclesiásticas parece que aceleraron la puesta en libertad de los jesuitas, pero se retrasó hasta las siete de la tarde del domingo. Al llegar a su casa, los detenidos se encontraron que habían sido víctimas del saqueo policial. En un comunicado difundido ayer en Caracas, los jesuitas de La Vega declararon: "Lamentamos que algunos uniformados que allanaron y ocuparon nuestra casa hayan deshonrado su misión y la digna institución que representan, saqueando y convirtiéndose en rateros de los pequeños objetos de cierto valor que encontraron, así como del dinero en efectivo para los gastos de la comunidad y algunas cantidades que nos habían sido donadas para obras sociales".

El barrio de La Vega está formado, en su mayoría, por casas de cierta solidez, no ranchos (chabolas), y conserva una cierta estructura de pueblo. Por sus calles se palpan las huellas del saqueo. Casi todos los pequeños comercios están arrasados y muchos incendiados. En algunas puertas de comercios se ve pintado "soy venezolano", o simplemente "venesolano". Con esta inscripción los pequeños comerciantes trataban de proteger sus negocios. El pequeño comercio de Caracas está, en su mayoría, en manos de extranjeros, portugueses, españoles y turcos (de origen árabe).

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