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El presidente del Gobierno reitera a Pujol su negativa a pagar 4.700 míllones para normalización

El presidente del Gobierno, Felipe González, reiteró ayer al presidente de la Generalitat catalana, Jordi Pujol, la negativa de la Administración central a reembolsar los más de 4.726 millones de pesetas que reclama desde hace más de un año en concepto de normalización lingüística del catalán durante 1987, aunque dejó la puerta abierta a discutir nuevamente el tema si la Generalitat parte "de actitudes razonables". Tras 23 meses sin reunirse, González y Pujol constataron que mantienen serias diferencias sobre el desarrollo autonómico y que coinciden en cuestiones de política nacional.

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Al término de la reunión, Felipe González elogió la actitud de Minoría Catalana en el Congreso de los Diputados y afirmó: "No tengo ningún empacho en destacar la actitud constructiva y positiva" de los nacionalistas catalanes.La entrevista entre ambos presidentes -a la que también asistió el ministro para las Administraciones Públicas, Joaquín Almunia- aportó "unos resultados restringidos", según reconocieron en privado fuentes de ambas administraciones. Fuentes gubernamentales precisaron que el tono general de la reunión fue positivo.

El hecho de que la entrevista fuese concedida después de un acercamiento entre el PSOE y Convergéncia i Unió (CiU) en las cuestiones de política nacional sirvió sólo para crear un clima alrededor de la entrevista mucho más distendido al de otras ocasiones.

"La conversación con Pujol se ha centrado en asuntos de traspasos de competencias que, desde mi punto de vista, son fáciles de resolver en materias como Justicia y Formación Profesional Ocupacional, pero hay discrepancias en la financiación lingüística", manifestó Felipe González en una breve conferencia de prensa tras la reunión.

En síntesis, la Generalitat reclama más de 4.726 millones de pesetas en concepto de flecos de normalización lingüística para pagar a los 2.276 profesores de catalán que contrató en 1987, apartado que supone un total de 4.362 millones. Aunque no lo planteó en la reunión, la Generalitat entiende que cantidades similares deberían ser aportadas por la Administración central para pagar a los maestros contratados en 1988 y en 1989. Al parecer, Felipe González se mostró más interesado en resolver problemas relacionados con la normalización lingüística que surjan en el futuro que en liquidar facturas que entiende ya fueron abonadas en su momento.

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Financiación específica

Para paliar esta situación y que la solución no sea exclusiva para Cataluña, Pujol planteó al presidente del Gobierno la necesidad de que haya una financiación específica para las autonomías que tengan en sus respectivos territorios dos lenguas oficiales, a semejanza de la financiación que se recoge en los Presupuestos del Estado para la Sanidad.El presidente catalán avaló su planteamiento con el argumento de que "la enseñanza de cualquier lengua, como puede ser el castellano, es muy cara y la gente lo asume con total naturalidad; pero en Cataluña se necesita más dinero por el bilingüismo". "La gente no se da cuenta de esto", añadió, "y menos aquellos que no han vivido agresiones a su lengua".Pujol fue absolutamente rotundo al explicar que el tema lingüístico "será el que marcará si avanzan o no las relaciones con el Gobierno". Recordó que "si algún tema es absolutamente específico de Cataluña es la lengua y la cultura, porque son los elementos nucleares de su identidad como pueblo. Cataluña no dará por resuelto su pleito histórico hasta que el tema cultural no esté resuelto y la solución no puede ser solo política sino también económica".González destacó que mantener un clima de diálogo era positivo, pero que no había que confundir los encuentros del presidente del Gobierno con las relaciones entre las autonomías y la Administración central. En opinión del presidente del Gobierno, es necesario perfeccionar algunos esquemas de cooperación y de diálogo y avanzó que para ello podría utilizarse más el Senado.Otra carencia que destacó fue la ausencia de un sistema de colaboración en lo que hace referencia a la incorporación de España a la Comunidad Europea.

"Cataluña no ha pedido la autonomía por razones política o administrativas sino por razones de identidad", manifestó Jordi Pujol, quien agregó que Felipe González y él se habían concedido un plazo de tres meses para evaluar entonces nuevamente como evolucionan las cuestiones que ayer quedaron sin solucionar. "Esperamos no tener que llegar a la conclusión de que no puede haber resultados positivos", manifestó el presidente catalán tras afirmar que el pazo de tres meses no era "un elemento de presión".

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