Tadeusz Kantor: "Hoy creo que es imposible batirse con el poder"
El autor y director de teatro polaco presenta en Barcelona su último montaje
Tadeusz Kantor presenta esta noche en el Mercat de les Flors de Barcelona su último montaje, Jamás volveré aquí, en el que él mismo interpreta un importante papel al frente de su compañía, Teatr Cricot 2, de Cracovia. Kantor señaló ayer los elementos comunes entre este espectáculo y los tres anteriores (La clase muerta; Wielopole, Wielopole, y Que revienten los artistas), anunció que en el próximo contrapondrá el individuo al poder. "Hoy creo que es imposible batirse con el poder", dijo el director, que anunció que hará aun un nuevo espectáculo para "probar muy radicalmente qué es el poder".
Tadeusz Kantor declaró que Salvador Dalí, cuya tumba-museo de Figueres visitará, ha sido "el más grande revolucionario del arte y el artista más inteligente del siglo XX". Precisó que en el artista de Port Lligat "su pintura es lo de menos" y que "la verdadera obra de arte de Dalí es su vida". "La pintura no es más que la ilustración de su vida", añadió.
El director relacionó la posición de "extrema derecha" de Dalí con la proximidad de Picasso al comunismo en un contexto todavía vigente de "tiempo para los políticos, en el que muchos artistas han sido atrapados".
Kantor, que no quiso enjuiciar la situación en su país, Polonia, —"no soy un político", dijo—, se refirió en abstracto a las "fuerzas terribles conjuradas contra la libertad" y declaró que "dado mi catastrofismo natural, creo que seré vencido".
"Hoy creo que es imposible batirse con el Poder", dijo el director, que anunció que hará aun un nuevo espectáculo para "probar muy radicalmente qué es el Poder", y en el que éste, "que está muy cerca de la abstracción", se contrapondrá "al individuo, lo real, el pobre yo, la víctima; es un asunto muy bueno para el teatro". "Estoy en contra de la noción del Poder, del Poder de todo tipo, excepto del Poder del arte", señaló más adelante Kantor, que recordó que Cricot 2, compañía que trabaja poco en Polonia, "no puede ser un teatro oficial, un teatro profesional, un teatro sancionado por el Estado".
En un tono entre visionario e irónico, moviéndose continuamente entre la poesía y la broma, mesándose teatralmente el cabello, el director polaco se comparó con Cristo: "El artista de hoy está cerca de Cristo; un discurso en círculo cerrado, estrecho, que, sin embargo, puede ser universal y válido para millones de personas. Cristo habla siempre de la misma cosa, yo también. Todo artista pasa por este mundo terrible diciendo la misma cosa. El artista es un grito cerrado".
Fermento del presente
Kantor señaló los elementos comunes entre Jamás volveré aquí y sus tres anteriores espectáculos, todos ellos vistos en España, y destacó en los cuatro la importancia de la memoria como "el mecanismo que muestra la acción del pasado y construye la obra". "En el pasado", continuó, "se encuentran todos los elementos que son el fermento de nuestro presente".
El director se refirió a su presencia en el espectáculo (en el papel de Yo en persona que, entre otras cosas, arrastra por el escenario un ataúd) y subrayó que "no se trata de egocentrismo o narcisismo como algunos críticos han señalado, no es el producto de una obsesión patológica, sino un deseo de reforzar la noción de la vida individual. Yo soy un medio para reforzar esa noción".
En cuanto al empleo de texto de El retorno de Ulises, de Wyspianski, una obra que Kantor montó en 1942, el director dijo: "Los orígenes del Cricot 2 están en Cracovia, mi ciudad, luego partí; la vida, el arte, son como un viaje. Y en el viaje lo que cuenta es la idea de retorno. Siempre hay esa esperanza".
Sobre si Jamás volveré aquí representa un cierto testamento artístico, Kantor señaló que "todo artista, en cierto momento debe hacer balance, un resumen, comprender lo que ha hecho".
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