El recuerdo del poeta permanece intacto en Ias localidades que acogieron su exilio
Una exposicion conmemora en Colliure los últimos días de la guerra civil
La localidad francesa de Colliure ha vivido con expectación los días previos a la celebración de 50º aniversario de la muerte de Antonio Machado. La que fuera última residencia del poeta andaluz, la pensión Quintana permanece cerrada, a la espera de que el verano traiga un nuevo aluvión de turistas. Mientras, la tranquilidad invernal del pueblo sólo se ha visto rota por la llegada constante de periodistas y admiradores de la obra de Machado, que reconstruyen en Colliure los 25 días de exilio del poeta. Otras tres localidades -Barcelona, Cervià de Ter y Viladasens- forman parte también del itinerario seguido por el escritor andaluz en su huida de España.
La exposición realizada por la Fundación Antonio Machado presenta estos días en la población francesa documentación y datos personales del poeta, en los que figuran los últimos libros que éste leyó: dos obras de Baroja y Los vagabundos de Máximo Gorki.En la playa de Colliure realizó sus últimos paseos, frente a las casitas de los pescadores, de las que dijo a su hermano José, recordando los dificiles últimos meses que había pasado: "Quién pudiera vivir ahí, tras una de esas ventanas, libre ya de toda preocupación".
Al regresar de aquel paseo por la playa, se agravaron las enfermedades del poeta y ya no volvió a salir de su habitación, donde falleció el 22 de febrero de 1939. Una placa a la entrada de la pensión y una calle en honor del poeta son los principales vestigios de la estancia de Machado en Colliure. Tras ser enterrado en el mismo pueblo, sin que faltara un puñado de tierra española que Machado entregó personalmente días antes a la propietaria de la pensión, ésta, la señora Quintana, encontró en uno de los bolsillos del poeta su último verso escrito: "Estos días azules y este sol de la infancia". La madre del poeta, Ana Ruiz, falleció a los pocos días y sus restos fueron enterrados junto a los de su hijo.
El camino del exilio desde Madrid hasta Francia había estado precedido de sucesivas etapas en Valencia, Barcelona y las localidades gerundenses de Cerviá de Ter y Viladasens.
En Barcelona, tras una breve estancia en el céntrico hotel Majestic, con todos los gastos pagados, el poeta se trasladó a la Torre Castanyer, un edificio señorial de la zona alta de la ciudad, que por las circunstancias de la guerra la Generalitat había convertido en una sede de Socorro Rojo, una especie de Cruz Roja de la España republicana. En esta residencia, que conserva actualmente un aspecto similar al de la época, Machado escribió más de 20 artículos.
La noche del 22 al 23 de enero de 1939, ante la inminecia de la llegada de las tropas franquistas a Barcelona, Machado y su madre, Ana Ruiz, acompañados de otros intelectuales entre los que figuraba el poeta Carles Riba, el escritor Corpus Barga y el filósofo Joaquín Xirau, partieron hacía la frontera. Pasaron unos días en Can Santamaria, una masía cercana a Cerviá de Ter (Gerona), donde estuvieron escondidos mientras en el exterior se sucedían los bombardeos.
Más breve fue la estancia del poeta en Viladasens, población situada a pocos kilómetros de la anterior. Allí durmió Machado por última vez en España, en una masía conocida con el nombre de Mas Faixat. El edificio, como casi todas las masías catalanas de la zona, conserva casi intacta la apariencia de la época. Los actuales propietarios y masoveros de la casa explican, después de haber oído narrar en innumerables ocasiones los hechos a sus parientes hoy ya fallecidos, cómo el día 27 Antonio Machado y Ana Ruiz pernoctactaron en la masía. "Los entonces habitantes de la casa sirvieron un tazón con leche caliente a la madre del poeta, gravemente aquejada por sus dolencias", comenta una de las responsables del mantenimiento de Mas Faixat, 50 años después de que esto sucediera.
Desde Mas Faixat partieron Machado y sus acompañantes hacia Francia, a través de Portbou. La comitiva viajó por carretera. El poeta llegó a Colliure como uno más, pero uno de los empleados del hotel, Jacques Baills, reconoció su nombre en el registro de clientes y desde entonces se convirtió en su protector, debido a la penuria económica que atravesaba Machado.
Tal era la escasez de medios en la que se encontraba que incluso el terreno para la tumba fue cedido por caridad por una habitante de Colliure.
Babelia
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