"Señora, esto es como Washington"
La Reina, que vestía de rojo, le preguntó a Salvador Clotas: "¿Qué le parece?" El secretario de Cultura, del partido socialista, le respondió con su parpadeo habitual: "Señora, esto es como Washington".La euforia era ayer la nota dominante en la inauguración del IVAM. El escultor valenciano Andreu Alfaro, vestido como un clérigo mediterráneo, estaba exultante: "Nunca había ocurrido nada igual en Valencia desde el siglo XV".
Joaquín Leguina, el presidente de la Comunidad autónoma madrileña, que acudió a la inauguración porque el día anterior pronunció una conferencia en Valencia, dio la nota de lo que antes se llamaba envidia sana: "Ojalá pudiéramos inaugurar alguna vez en Madrid una cosa así".
Tomás Llorens, que fue el padre de la criatura en el origen de este proyecto y que ahora dirige en Madrid el Centro de Arte Reina Sofía, recibía multitud de parabienes. Uno de ellos se lo daba Clotas, que ayer se sentía como en Washington: "Este es el tipo de acontecimientos que hace que no sea papel mojado el concepto final del Estado de las autonomías: el IVAM es un valor de cambio universal, que vale para todo el mundo, y que no nace como un fin, sino como un proyecto. Ahí está su esencia".
José María Maravall, ex ministro de Educación, valenciano, que transfirió a la comunidad de su tierra el poder sobre el Centro del Carme, un convento secular¡zado, puso esta cruz en la casilla de los diversos significados del IVAM: "Es una iniciativa espectacular. Eso es lo obvio".
Ricardo Muñoz Suay, cineasta y escritor, director de la Filmoteca de la Generalitat valenciana, echó toda la carne en el asador del elogio. Dijo: "Es una de las aportaciones más importantes de este siglo en Valencia".
Ejemplo
El pintor Eduardo Arroyo visitó el IVAM "como un centro ejemplar para este país y para el mundo, porque ha sido construido para poder mostrar obras de arte y ha sido realizado por arquitectos con ese concepto". En ese sentido, aparte de ser "un ejemplo moral y estético", como definía Antonio Saura este nuevo centro de arte, "es también", de acuerdo con el escultor valenciano Miquel Navarro, "una demostración de que los museos hay que hacerlos de nueva planta; ya está bien de restaurar lugares viejos para mostrar el arte".
Este "desafío construido desde la nada, un reto con un enorme riesgo", como lo calificaba el director del Prado, Alfonso E. Pérez Sánchez, ha sorprendido también a los extraños. Marco Miele, agregado cultural de la Embajada de Italia en España, se sentía así: "Esta es una demostración de la pujanza artística de España en el mundo. Como europeo, yo me siento orgulloso".
Juan Genovés, pintor valenciano que nació donde está hoy el campo de Mestalla, era más doméstico en el orgullo: "Este es un museo a nivel humano, una cosa hecha con la cabeza. Valencia ingresa así entre las capitales del mundo del arte".
Como Washington.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.