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Nuevas informaciones sobre las consecuencias de Chernobil siembran la alarma en la URSS

Pilar Bonet

La población, el ganado, la agricultura y el medio ambiente de las Repúblicas soviéticas de Ucrania y Bielorrusia están sufriendo de forma alarmante las consecuencias del accidente nuclear de Chernobil que, casi tres años después de ocurrido, ha obligado, a ordenar la evacuación de 20 pueblos más en Bielorrusia. A tenor de los materiales que comienzan a aparecer en la Prensa sobre los monstruosos animales deformados de Ucrania y la contaminación en Bielorrusia, los temores de la población tras el accidente estaban justificados.

Desde que sucediera el accidente, el 26 de abril de 1986, las autoridades soviéticas trataron a toda costa de tranquilizar a los ciudadanos, les sacaron a respirar el aire contaminado en la manifestación del primero demayo en Kiev e incluso se inventaron la palabra radiofobia para descalificar como manía sus temores.

Casi tres años después, en Bielorrusia acaba de publicarse por primera vez un mapa de zonas contaminadas que hasta ahora estaba celosamente guardado. En enero de este año, la contaminación se extendía, sobre todo, por el Este (entre las ciudades de Mogilev y Gomel) y al sur de la República, además de un conjunto de manchas dispersas.

Casi una quinta parte del territorio bielorruso, "más de lo que se creía al principio", fue contaminado en distinta medida por el accidente de Chernobil, según contaba el jefe del Gobierno de Bielorrusia, Mijail Kovalev, al diario Pravda. 107 localidades y un total de 24.700 personas fueron evacuadas de Bielorrusia después del accidente.

El mapa publicado ahora comprende cuatro zonas. La primera, denominada de control permanente, comprende 415 puntos de población. En ella residen 103.000 personas que cobran una subvención de 30 rublos al mes y un complemento salarial de un 25% para compensar los gastos en compras de productos limpios en las tiendas y limitar el consumo de los propios. En la zona de control permanente la población es sometida a revisiones médicas y se realizan proyectos de mejora y descontaminación, según el periódico Medikinskaia Gazeta.

La segunda zona, o de control periódico, es la mayor de las cuatro y está integrada por 637 poblaciones con más de 200.000 habitantes en total. La tercera coraprende 75 pueblos cuyos 19.000 habitantes fueron evacuados en junio y agosto de 1986 y la cuarta, cerrada y la más contaminada de todas, tiene 20 comunidades cuya población de 4.400 personas fue evacuada durante los primeros días después del accidente.

Las consecuencias de la radiactividad se dejan sentir en regiones como la de Jitomir, en la parte occidental de Ucrania, que no pertenece al conjunto de zonas evacuadas tras el accidente. En el distrito de Narodichski hay un koljos (granja agrícola) que, según el semanario Novedades de Moscú registra un nivel de radiación 148 veces superior al de Kiev. El ko1jos en cuestión (3.50 vacas y 87 cerdos de patrimonio) había registrado tres casos de lechones monstruosos en un período de cinco años antes del accidente.

Lechones deformados

Sin embargo, durante el primer año que siguió a la catástrofe de Chernobil, el número de lechones deformados se elevó a 64. Durante los primeros seis meses de 1988 en el koljos nacieron 41 lechones y 35 terneros con deformaciones. Los terneros nacían sin cabeza, sin extremidades, sin ojos o sin espina dorsal y los lechones con deformaciones de cráneo, sin ojos o con cabeza de rana, según la revista.

El Instituto de Radiología Agrícola de Kiev, tras examinar a los monstruos, sentenció que tales fenómenos pueden ser producidos por centenares de causas y que no tienen nada que ver con el accidente de Chernobil. Conclusiones semejantes se aplicaron en otoño a los niños que perdían repentinamente el pelo en la ciudad ucraniana de Chemovtsi, a 450 kilómetros (te Chernobil. El número de niños afectados superaba los 80, y los afectados eran tanto bebés como adolescentes.

Un examen médico en la región de Jitomir mostró que un 8% de la población ha recibido, dosis de radiación que obligarían a tratamiento médico (entre tres y 10 microcurios de cesio 137) y más de la mitad de los niños del distrito de Narodisliski tienen enfermedades de tiroides.

A las mujeres de Jitomir se les recomienda no tener hijos y a los campesinos se les subvenciona, como en Bielorrusia. Los médicos de la región han registrado un incremento del 100% de las enfermedades cancerosas (especialmente en los labios y en la garganta), así como una agudización de dolencias crónicas y complicaciones posoperatorias.

Las estadísticas estatales de cáncer de 1987 revelaban que tanto Ucrania como Bielorrusia superaban el promedio de cánceres en la URSS (233,9 por cada 100.000 habitantes), con un total de 292,6 y 239,6, respectivamente.

Dado que oficialmente no hay peligro, las autoridades de Jitomir no toman medidas, tales como asfaltar las calles o tender conducciones de gas.

En enero pasado, el escritor ucraniano Yuri Slicherbak acusaba al Ministerio de Energía Atómica de la URSS de tratar de imponer a Ucrania un programa de desarrollo nuclear que incluye la ampliación de tres centrales en funcionamiento (Rovenska, Ucrania del Sur y Jmelnizki) y crear otras dos.(Crimea y Chigirinskaia). El escritor había advertido en noviembre que el sarcófago de hormigón construido alrededor del bloque averiado de Chernobil comienza a ser penetrado por la radiación y debe ser cubierto de nuevo. Shcherbak, autor de uno de los más impresionantes relatos de la catástrofe de Chernobil, ha acusado a las autoridades ucranianas de silenciar los datos sobre las consecuencias del accidente.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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