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División de los comunistas húngaros sobre la valoración del levantamiento de 1956

El Pleno del Comité Central del Partido Obrero Socialista Húngaro (POSH, comunista) no pudo concluir ayer una reunión urgente para buscar una solución a la división creada en su seno por la valoración política del levantamiento de 1956, su aplastamiento por las tropas soviéticas y del papel jugado por el que fuera jefe del partido durante 32 años, Janos Kadar.

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En Budapest se cree que Imre Poszgay, el causante del conflicto en el seno del partido comunista, saldrá reforzado del pleno y del amplio debate popular sobre los sucesos de 1956, que provocó con unas declaraciones a Radio Budapest. La reunión, celebrada en medio de una fuerte controversia, continuará hoy.La reunión del pleno fue adelantada a ayer por la polémica despertada por Poszgay, ministro de Estado, miembro del buró político y el reformista mas radical en el partido, que calificó los sucesos de 1956 de "levantamiento popular" y dijo que una comisión histórica del partido había llegado a la conclusión de que no fue una contrarrevolución. Sobre la tesis de que la invasión soviética puso fin a una contrarrevolución que contaba con "ayuda imperialista" se basó durante mas de tres décadas toda la legitimidad del régimen de Janos Kadar.

"El partido necesita a Poszgay y sabe que éste es hoy el político mas popular del país, con mucha diferencia. Sus declaraciones no han hecho sino aumentar esta popularidad. Si hoy castigaran a Poszgay, éste podría formar en torno suyo una fuerza política capaz de desafiar al partido comunista en las elecciones parlamentarias", señalaba ayer un miembro del partido comunista.

El buró político del partido, reunido el miércoles, parece haber llegado a un acuerdo para limitar daños y no proseguir una polémica que sólo puede dividir a los comunistas en un momento en el que la dinámica de las reformas políticas y económicas es vertiginosa y requiere un amplio consenso. Ayer Hungría dio una nueva prueba de sus ambiciones reformistas al anunciar el ministro de Comercio, Tamas Beck, que Budapest solicitará el ingreso en la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio).

De no ser amonestado Poszgay por sus declaraciones, que implican graves acusaciones contra Janos Kadar y toda la dirección del partido, la versión del levantamiento popular quedará tácitamente aceptada. Esto no es óbice para que en el comunicado que se espera emita el comité central haga ciertas matizaciones, como la de presentar los sucesos de 1956 como un levantamiento que llevaba riesgos de ser aprovechado por fuerzas contrarrevolucionarias o alguna fórmula similar.

Hacia el pluralismo real

La pugna abierta sobre la recalificación de los sucesos de 1956 no es sino un paso más en el rápido desarrollo del régimen húngaro hacia un pluralismo político real. Las numerosas organizaciones que se han creado en los últimos meses y una opinión pública en plena reactivación exigen del partido comunista una valoración sincera y auténtica del pasado para otorgarle credibilidad en el nuevo proyecto político húngaro.El eco de las declaraciones de Pozsgay en Hungría ha sido impresionante y desatado toda una avalancha de entrevistas, declaraciones y comentarios de implicados y testigos de aquellos trágicos acontecimientos de 1956.

El miembro del buró político y secretario del comité central para asuntos ideológicos, Janos Berecz, parece haberse alineado con Poszgay, según medios políticos de Budapest. Pese a ser la máxima autoridad del partido en cuestiones referentes al desarrollo ideológico del régimen y de la crisis de 1956, autor de varios libros sobre aquellos sucesos, ha sido el único miembro del buró que no ha matizado las declaraciones de Imre Poszgay en uno u otro sentido.

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