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Guerra de cifras y de armas

La OTAN y el Pacto de Varsovia se contradicen sobre sus respectivos arsenales

El Pacto de Varsovia ha roto un tabú. El comité de ministros de Defensa de los siete países que lo componen publicó por primera vez, la pasada semana, una estimación de las fuerzas de la OTAN comparadas con las suyas. Pero si la iniciativa ha sido apreciada por la Alianza Atlántica, la evaluación de Moscú pone de relieve las divergencias que ambos bloques deberán superar para llegar a un acuerdo en la negociación sobre desarme convencional que se iniciará, dentro de un mes, en Viena.

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Objetivo , Bonn

El 6 de marzo los 23 ministros de Exteriores del Pacto de Varsovia y de la OTAN inaugurarán en el palacio Hofburg de la capital austriaca las conversaciones sobre reducción de fuerzas convencionales. Con vistas a la apertura de esa conferencia, el Pacto de Varsovia se ha decidido a que sus interlocutores atlánticos dispongan, por fin, de datos oficiales sobre la fuerza militar de su adversario.Aunque las cifras hechas públicas en Moscú "no están destinadas a ser utilizadas como parámetros al principio de las negociaciones", el comunicado que acompaña las seis tablas, relativamente detalladas, asegura que hay una "paridad aproximada que no permite a ninguna de las dos partes disponer de una superioridad militar decisiva". "Es evidente", comentó el portavoz de la OTAN, Robin Stafford, "que la casi paridad de fuerzas en Europa no corresponde a la situación real", muy asimétrica. Para evitar la reproducción del problema que bloqueó otras conversaciones, como las MBFR (Reducción Mutua y Equilibrada de Fuerzas), ambas delegaciones tendrán que aceptar como punto de partida de la discusión la estadística algo matizada que suministre cada bando sobre sus propias fuerzas y que tiende, obviamente, a infravalorarlas.

Prioridades

El siguiente escollo será algo más difícil de superar. La contabilidad del Pacto de Varsovia dispone de categorías de armas diferentes de los occidentales, y, por ejemplo, los aviones se dividen entre ofensivos y defensivos, mientras la OTAN los reagrupa todos esos aparatos en un mismo apartado. "Los diversos criterios de clasificación", comenta un diplomático europeo, "obedecen a intentos de disimular o, al contrario, de poner de relieve la superioridad armamentística en algún sector determinado".

Este y Oeste deberán ponerse de acuerdo a continuación sobre las prioridades de la negociación, que para la OTAN debería empezar por pactar la reducción del material bélico ofensivo y la supresión de la capacidad de desencadenar ataques por sorpresa, lo que el jefe de la delegación soviética, Viktor Karpov, ha parecido aceptar.

Las cifras del Pacto de Varsovia reconocen una holgada ventaja en tres armas ofensivas: artillería, vehículos de transporte blindados y carros de combate, y el número de estos últimos rebasa en 7.970 unidades, la mitad de ellas soviéticas, la estimación de la OTAN.

En una etapa ulterior, la negociación podría abordar la fuerza aérea, sobre el que la comparación publicada en Moscú arroja tal superioridad occidental ofensiva -4.075 aviones contra 2.783- que los expertos atlánticos no logran explicársela con la inclusión en la evaluación soviética de los aparatos embarcados en portaviones aliados. El carácter abultado de esta cifra sugiere, según varios expertos, que el principal objetivo soviético en la mesa de negociación consistirá en lograr una drástica reducción de la aviación aliada a cambio de una concesión similar en armas ofensivas.

En el inventario de Moscú figuran, por último, las fuerzas navales del "espacio marítimo circundante a Europa", en el que el Pacto de Varsovia atribuye una superioridad a su adversario que oscila, según los buques, del 3,5 a 11 contra 1, y sólo admiten una ligera ventaja en submarinos equipados con misiles nucleares.

El Este da a entender que para calcular los recortes de tropas en tierra habrá que tener en cuenta la superioridad occidental sobre las aguas.

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