De contrarrevolución a levantamiento popular
Imre Poszgay, ministro de Estado y miembro del Buró Político del partido comunista húngaro, ha declarado que los acontecimientos de 1956 fueron un levantamiento popular aplastado por fuerzas exteriores y no una contrarrevolución dirigida por agentes occidentales, como rezaba hasta ahora la versión oficial.En unas declaraciones a Radio Budapest, Poszgay anunció el domingo la más radical revisión de la historia oficial del régimen húngaro. Poszgay señaló, asimismo, que el sistema que Hungría se vio forzada a adoptar en 1948, año de la toma de poder por los comunistas, era una vía muerta cuya "absoluta inutilidad" está demostrada. El ministro, cuyas declaraciones responden, al parecer, a una decisión conjunta de la cúpula del Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH, comunista), manifestó que los comunistas deberán acostumbrarse a convivir con otros partidos. Unos podrán aliarse con los comunistas y otros estarán en la oposición, añadió.
Sus manifestaciones han tenido un enorme eco en la opinión pública húngara. Una revisión de la falacia histórica que es la versión mantenida hasta ahora sobre aquellos sucesos es para muchos húngaros uno de los prerrequisitos para la liquidación definitiva del dogmatismo socialista.
Poszgay elogió la figura de Imre Nagy, el líder comunista que se puso al frente del levantamiento, y anunció la salida de Hungría del Pacto de Varsovia. Nagy fue ejecutado el 17 de junio de 1958, después de ser convencido, bajo falsas promesas de Moscú, de que abandonara la Embajada yugoslava en Budapest.
Según anunció Poszgay, una comisión de expertos del partido, bajo su dirección, ha acordado la redefinición de los sucesos de 1956 y decidido la inmediata exhumación de los restos de Nagy para enterrarlos dignamente en una tumba propia.
Poszgay declaró asimismo que Hungría fue obligada en 1948, por "una fuerza exterior", a asumir un sistema socialista que es una vía muerta. El ministro de Estado húngaro y líder del ala más radical del PSOH descalificó como "falsa" la versión oficial, incuestionable desde 1956, de que el levantamiento había sido una maniobra dirigida por "agentes imperialistas" occidentales y fuerzas contrarrevolucionarias húngaras.
Con sus declaraciones, Poszgay descalifica rotundamente al miembro del Buró Político Janos Berecz, hasta ahora responsable de ideología en el partido. Hace sólo dos años, y con motivo del 30º aniversario del levantamiento, Berecz publicó un libro sobre la crisis en el que, aunque de forma más matizada que antes, insistía en la versión de la "contrarrevolución". Berecz es considerado como el elemento más conservador de la cúpula del partido, y fue, hasta la Conferencia Nacional de mayo de 1988, el máximo rival de Karoly Grosz en la pugna por la sucesión de Janos Kadar al frente del partido.
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