Registros anales, vaginales y otros
En fecha de abril de 1982 el periódico de su digna dirección me publicó una carta en esta misma sección en la cual denunciaba el abuso que supone para un ciudadano de un Estado de derecho sin ningún antecedente por tráfico o consumo de drogas, verse sometido a un registro anal o vaginal en aras de "preservar otros bienes y derechos constitucionalmente protegidos".Seis años después de haber sufrido ese "indignante registro" en el aeropuerto de Ibiza, leo con estupor que el fiscal del Estado, Javier Moscoso, ordena a los fiscales que promuevan exámenes vaginales y anales en su lucha contra la droga.
Javier Moscoso declara "que sólo es inhumano y degradante aquello que produce una singular humillación y envilecimiento". Y añade: "La naturalidad con que este tipo de reconocimientos se realiza aleja, absolutamente cualquier posibilidad razonable de atribuir el desvalor normativo-cultural de lo que envilece o humilla".
Señor Javier Moscoso: con todos mis respetos, yo sólo puedo aceptar su aserto si se somete usted mismo a ese tipo de examen con la presencia en ese acto de dos individuos extraños, desconocedores de su status administrativo. En otras palabras, que el trato que reciba sea de administrador (agentes registradores) a administrado (sujeto registrado). Si su dignidad supera ese trance y sigue manteniendo el criterio de que el mencionado registro no es degradante, me comprometo públicamente a considerar muy seriamente su tesis y quién sabe si en un futuro próximo a compartirla. Hasta que llegue ese día, permítame patentizar ni más absoluto desprecio por 'as medidas administrativas aplicadas para favorecer ese tipo de autuaciones, que son, además y pai a mayor sarcasmo, bendecidas por un gobierno socialista. Alfonso Humet Matilla.
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