Presiones de EE UU para controlar las armas químicas
Estados Unidos está utilizando, presiones diplomáticas sobre sus aliados y advertencias de un eventual ataque militar contra Libia en una campaña contra la fabricación y uso de armas. químicas que coincide con una conferencia internacional que se abrirá en París el sábado, destinada a reforzar los controles sobre este armamento. Washington pedirá que las más de 100 naciones asistentes, incluida España concedan a la ONU poderes suplementarios para investigar el uso de armas -químicas, la bomba atómica de los países pobres.
El espionaje norteamericano ha identificado una supuesta fábrica de armamento químico a 70 kilómetros al sur de Trípoli -"la mayor del mundo"- que la Administración de Reagan y su sucesor, George Bush, están decididos a convertir en la prueba de su resolución contra la proliferación de armas químicas. Bush está dispuesto a convertir este tema así como el de los misiles balísticos que puedan transportarlas, en una prioridad de su política exterior.Washington está utilizando también el caso libio para presionar a los aliados, sobre todo a la República Federal de Alemania, para que refuercen los controles sobre la exportación de tecnología nuclear y otros materiales delicados.
Los aliados de la OTAN fueron advertidos el mes pasado de que Washington consideraría incluso un bombardeo para destruir la factoría, al tiempo que recibieron fotos aéreas -de satélites y aviones espía que, según la CIA, probarían que Muammar el Gaddafi está "a punto de fabricar masivamente" armas químicas y no medicinas como dice.
Roger Harrison, secretario de Estado adjunto, denunció ayer la "erosión gradual de las barreras morales y legales contra el uso de armas químicas" "Tratamos de aumentar los costes Políticos de su uso", dijo. Expertos norteamericanos afirman que al menos seis países de Oriente Próximo producen armas químicas: Siria, Israel, Egipto, Irán, Irak y Libia.
La posición de la RFA
Al mismo tiempo, Washington ha denunciado que una empresa química alemana, Imhausen-Chemie, ha diseñado y coordinado la fabricación de la supuesta fábrica de armamento químico, con ayuda de otras compañías europeas y en una operación encubierta en la que los materiales llegaron a Libia vía Hong Kong y Singapur. El Gobierno de Bonn dijo el lunes que sus investigaciones preliminares de la compañía denunciada no arrojan prueba alguna de implicación de empresas alemanas.El portavoz del canciller Helmut Kohl añadió que su Gobierno se "toma en serio" la denuncia norteamericana. El canciller de la RFA fue informado por el secretario de Estado, George Shultz, el 16 de noviembre, cuando visitó Washington, de las sospechas de Estados Unidos. Pero la RFA asegura que no ha recibido pruebas concluyentes. El Departamento de Estado, a pesar de la negativa alemana, insistió ayer en que Libia sigue siendo dependiente de la ayuda tecnológica occidental y que, si ésta cesa de inmediato, aún podría impedir que la fábrica alcance su plena producción. Otros países occidentales, como el Reino Unido y Francia, también han recibido la información del espionaje norteamericano, pero, en opinión de funcionarios alemanes occidentales y británicos, de las fotografías no puede deducirse que sea lo que dice Washington.
La factoría, que está protegida por misiles antiaéreos de fabricación soviética, se encuentra en Rabta y, según Estados Unidos, es la mayor del mundo de producción de armas químicas, capaz de fabricar diariamente hasta 40.000 kilos de gas mostaza y agente nervioso. Esto sería ocho veces superior a la producción de las fábricas iraquíes de armas químicas.
Los aliados europeos son escépticos ante las alegaciones de Washington, pero al mismo tiempo están preocupados ante la eventualidad de que EE UU repita un ataque similar al que efectuó contra Libia en abril de 1986. El envío desde Norfolk al Mediterráneo de un grupo aeronaval de 13 buques para reforzar las unidades de la VI Flota ha suscitado preocupación en algunos países mediterráneos. La fuerza está encabezada por el portaviones nuclear Theodore Roosevelt, y el Pentágono asegura que se trata de un despliegue "rutinario".
Ronald Reagan no descartó, a finales del basado mes en una entrevista televisada, que vaya a utilizar la fuerza para destruir la fábrica libia. Los planes para hacerlo existen. Fuentes del Pentágono explican que esta vez Estados Unidos, para evitar problemas con los aliados -en 1986, sólo el Reino Unido permitió el uso de su espacio aéreo-, realizaría el ataque con misiles de crucero lanzados por barcos de la VI Flota frente a Libia. Así se evitarían también bajas norteamericanas.
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