_
_
_
_
_

Resucita el 'Irangate'

Conmoción en Washington por la posibilidad de que Bush y Reagan declaren en el juicio contra North

Francisco G. Basterra

El olvidado escándalo Irangate, que equivocadamente se pensó que iba a ser capaz de derrumbar a Reagan y poner a los demócratas en la Casa Blanca, ha resucitado por la sorprendente decisión del principal conspirador, Oliver North, de citar como testigos en su juicio al presidente y a su sucesor, George Bush. La posibilidad de que ambos o sólo uno de ellos comparezca el 31 de enero ante el tribunal es casi nula, pero ha conmocionado políticamente a Washington y ha desatado una polémica de interpretación constitucional.

La sola posibilidad, aunque sea sólo eso, de que Bush, recién iniciado su mandato, se enfrente a la reconstrucción del Irangate reabriendo la caja de los truenos de las operaciones encubiertas, y su declaración bajo juramento, es demasiado fascinante para ser creíble. La Casa Blanca ya ha sugerido que Reagan y Bush podrían testificar con vídeos o por escrito.Oliver North, el fanático coronel de marines al que Ronald Reagan calificó de "héroe" y de "patriota", está dispuesto a todo, otra vez, para evitar su juicio como principal conspirador del Irangate. Incluso a arrastrar a su antiguo comandante en jefe, el presidente, y a su sucesor en la Casa Blanca, George Bush, como testigos en el proceso criminal para que le exoneren de culpa y quede claro que Ollie sólo cumplía órdenes superiores. Si no acuden, los abogados de North podrían alegar indefensión de su cliente al no poder contar con un testimonio que estiman "relevante".

La Casa Blanca entiende que es la última estratagema de North, acusado de conspiración para defraudar al Gobierno desviando ilegalmente dinero de la venta de armas a Irán para la contra nicaragüense, para lograr un perdón presidencial antes del juicio, fijado para el 31 de enero.

Perdón imposible

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La decisión de la defensa de North -el fontanero anticomunista que montó desde la Casa Blanca el mayor escándalo de la presidencia- de citar como testigos de su defensa a Ronald Reagan y a George Bush hace imposible políticamente el perdón, que sería entendido como un recurso para no testificar.

North piensa citar también como testigos de su defensa al secretario de Estado, George Shultz, y al ex ministro de Justicia, Edwin Meese, y quizá también al director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). El presidente, que ha recibido innumerables presiones de la extrema derecha, ha dicho que no debe considerarse el perdón hasta después de concluido el juicio. Tanto Reagan como Bush han manifestado repetidamente que no sabían del desvío de fondos a la resistencia nicaragüense.

Oliver North, que durante unos días del verano de 1987, cuando testificó ante el Congreso, se convirtió en un ídolo nacional comparado al general Mac Arthur, para caer en seguida en el olvido, ha declarado que él comunicó todo el montaje a su inmediato superior, el consejero de Seguridad Nacional John Poindexter. Este ex almirante, la quintaesencia del burócrata, que despachaba todas las mañanas con Reagan y que también está procesado como conspirador, aseguró que nunca le dijo al presidente lo que se estaba cociendo.

Muy poca gente cree realmente que North y Poindexter actuaran por su cuenta sin órdenes, o al menos anuencia, superiores. Pero una larga investigación parlamentaria no consiguió implicar directamente al presidente y se limitó a establecer que Reagan había sido negligente en su deber constitucional de hacer que se cumplieran las leyes.

La Casa Blanca, tras decir que las citaciones judiciales suscitan "importantes cuestiones legales y constitucionales", ha manifestado que defenderá judicialmente la negativa de Reagan y Bush a acudir como testigos de North. Ningún presidente en ejercicio ha testificado en persona.en un juicio penal. Bush ya será presidente cuando se abra el juicio, si se abre, ya que existen más trucos legales para posponerlo e incluso para hacerlo inviable. Pero Reagan será ya un ciudadano privado, y su defensa para no acudir al tribunal, más díficil.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_