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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Comedia muy personal

El hotel de los fantasmas (High spirits) es la última y sorprendente realización del irlandés Neil Jordan, uno de los más personales cineastas del actual cine británico, como demues tran sus anteriores películas, Ángel, En compañía de lobos y Mona Lisa.Neeil Jordan, en todas ellas manifiesta su inclinación a establecer un nexo de unión en tre lo sobrenatural y lo cotidia no y combinar la realidad con la fantasía.

El presente estreno, que en principio se define como una simplona comedia terrorífica similar a otras de parecido tema, pronto se convierte en una sugerente historia de amor fou que, sin abandonar la comedia, nos devuelve al cineasta inquietante que es Neil Jordan.

Los esfuerzos del propietario de un antiguo castillo irlandés convertido en hotel por mantener el interés de sus visitantes y vencer la hipoteca que ,le amenaza hacen que ordene a sus sirvientes simular ser fantasmas ante sus huéspedes para hacer aún más atractivo su negocio.

El hotel de los fantasmas

Dirección y guión: Neil Jordan. Fotografía: Alex Thomson. Reino Unido, 1988. Intérpretes: Darryl Hannah, Peter O'Toole, Steve Gutemberg, Beverly d'Angelo, Connie Booth, Martin Ferrero, Ray McAnally, Lian Neeson, Liz Smith, Jennier Tilly, Peter Gallaguer. Estreno en Madrid: cines Palacio de la Prensa, Carlos III, Regio, Roxy A, Versalles, Victoria y Velázquez (V. O.).

Tras este punto de partida, consumido rápidamente por una serie de incesantes gags, y después de descubrirse el engaño, aparece el protagonismo de los fantasmas reales y el romance surrealista que éstos comparten con los humanos que se encuentran en el hotel.

Los avatares económicos que sufre el propietario del castillo -interpretado por el actor irlandés Peter O'Toole- invitan a establecer un paralelismo con las dificultades que pueda tener Neil Jordan para llevar a la práctica sus proyectos, refugiado en esta ocasión en una comedia de fantasmas al uso con presencia de actores americanos.

Por ello tiene más mérito que en el convencionalismo de partida impuesto consiga dejar la marca de su estilo y personalidad acusada. Los efectos especiales están utilizados sin prepotencia y son coherentes; la fotografia de Alex Thomson (Excalibur, Legend), que saca partido de los tonos ocres, es espléndida, y el operador Michael Roberts (El imperio del Sol) mueve con efectividad y soltura la cámara por un decorado impecable.

Aciertos técnicos

Pero lo más importante no son sus aciertos técnicos ni las adecuadas interpretaciones, sino el espíritu mágico que Jordan traspone a la realidad. El hotel de los fantasmas, que contiene alguna secuencia fascinante, como la de la tempestad en la sala principal del castillo, es un nuevo ejemplo del talento de Neil Jordan.A pesar de su aparente desequilibrio de tono, es una reflexión válida y de riqueza de lecturas divertida y sugerente. Y, curiosamente, la suma de sus aciertos parciales impone su interés y logra conferir entidad propia a esta película.

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