González reconoce la necesidad de un cambio en la forma de gobernar

El presidente del Gobierno, Felipe González, dejó ayer la puerta abierta a la posibilidad de negociar todas las reivindicaciones planteadas por los sindicatos con motivo de las movilizaciones de la semana pasada, incluida la retirada del Plan de Empleo Juvenil, aunque el Gobierno se reserva el derecho a mantener sus criterios en la mesa de negociación. Durante su intervención en el Congreso, González reconoció la necesidad de un cambio en la forma de gobernar y empleó un tono mesurado, que fue valorado por la mayoría de los grupos parlamentarios.

Los líderes sindicales consideraron este gesto como positivo para el proceso negociador, aunque confirmaron su intención de no acudir a la reunión tripartita de la Moncloa, convocada para hoy por el Gobierno y a la que están invitadas la CEOE y las dos centrales principales. Casi todos los grupos de la oposición reprocharon al Ejecutivo el haber desatendido las advertencias sobre la crispación que han generado en la sociedad el estilo y algunos contenidos de la política socialista. González aceptó las críticas y evitó entrar en polémicas. El presidente del Gobierno fue la única voz socialista en el hemiciclo, ya que no hubo intervención alguna del grupo parlamentario del PSOE.Adolfo Suárez, líder del CDS, se mostró especialmente crítico con Felipe González y le dijo que no tiene más salida que la de convocar elecciones si no procede a un cambio de la política económica tras la "censura social" del pasado día 14.

Felipe González no cree conveniente recurrir en este momento a elecciones anticipadas, pero advirtió que será necesario hacerlo si la negociación permanece bloqueada o si se insiste en establecer condiciones inaceptables para la legitimidad y la autoridad de un Gobierno democrático.

La sesión parlamentaria fue meramente informativa, sin votaciones. El ministro de Economía, Carlos Solchaga, dijo que el Ejecutivo no se considera más ni menos respaldado" por el Parlamento, ya que el objeto de la sesión no era pedir la confianza de la Cámara, sino evaluar la postura del Gobierno y conocer las de la oposición.

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