De la Constitución

A veces los periodistas caen en la práctica activa de la frase que la realidad no me estropee la crónica, y emiten informaciones que se corresponden más con sus deseos que con la propia realidad. Afortunadamente, EL PAÍS nunca se ha caracterizado por esto.Sin embargo, creo que esto no ha sido así en el caso del reportaje titulado El PNV se quedó en casa, y que firma Javier Angulo (véase EL PAÍS del 6 de diciembre, suplemento extraordinario sobre la Constitución). El subtítulo de esta información (El País Vasco marcó la diferencia el 6 de diciembre de 1978) justificaba por sí mismo una panorámica más actual de la actualidad mostrada por los vascos de hoy -y de sus representantes políticos- ante la Constitución democrática de 1978.

En cambio, dentro de lo opinable se comete a mi juicio un grave error de valoración: el cambio de actitud de Euskadiko Ezkerra merece al autor tan sólo una frase del penúltimo párrafo y se constata, como si de una trivialidad se tratara, que "EE se muestra también hoy firme defensor de la Constitución". Pero además, dentro de lo contrastable, se mete la pata al afirmar que HB, junto con EE, "claramente propugnaban el no". Lo cierto -y ahí tienen las hemerotecas para comprobarlo- es que HB apenas acababa de nacer, su fuerza no se demostró hasta el 1 de marzo de 1979 (150.000 votos, incluida Navarra) y realizó una campaña difusa entre la abstención y el no. En contraste, Euskadiko Ezkerra fue el único partido abertzale que hizo una campaña fuerte a favor del no.

Diez años después de nuestra Carta Magna, lo constatable es que el único partido que dijo nítidamente no dice ahora sí. Y el PNV, como hace 10 años, sigue quedándose en casa. Ésa es la realidad del País Vasco, que se ha transformado profundamente en el curso de los últimos años. Aunque algunas personas todavía no han tenido oportunidad de notarla. O no han tenido humildad para descender hasta ella.-