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España ofrece enviar observadores militares a Angola para supervisar la retirada de tropas cubanas

Carlos Yárnoz

El Gobierno español se ha mostrado dispuesto a enviar observadores militares a Angola para supervisar la retirada de las tropas cubanas de ese país, según informan fuentes ofíciales. Los observadores deberán estar en territorio angoleño en abril de 1989. De otro lado, España y otros países que han ofrecido su colaboración en el proceso de pacificación en Africa austral concretarán en enero los contingentes militares que enviarán a Namibia para formar las unidades de cascos azules que actuarán en este país surafricano como fuerza de paz de la ONU.

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Primera experiencia

[Respecto a la participación de España en la verificación de la retirada de las tropas cubanas de Angola, el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, declaró ayer en Bruselas: "Se nos ha pedido y hemos dicho que sí", informa Ignacio Cembrero.]Hasta ahora, y como consecuencia de un ofrecimiento realizado en 1982, el Gobierno había anunciado su disposición a enviar militares españoles como cascos azules a Namibia para garantizar el proceso de independencia. Sin embargo, en las últimas semanas el ofrecimiento español para participar en este proceso ha experimentado un salto cualitativo porque ha incluido el probable envío a Angola de observadores militares para supervisar, inspeccionar y controlar la retirada de tropas cubanas de ese país, cifradas ahora por diversas fuentes en unos 50.000 hombres.

En las últimas semanas, el diplomático Máximo Cajal y el capitán de fragata José David Romero -este último del gabinete del ministro de Defensa- han mantenido entrevistas en Suecia, Canadá y Nueva York para recabar información sobre las misiones que deberán realizar las unidades españolas y para perfilar el número de militares y el tipo de medios que tendrán que ser desplazados a Namibia.

Representantes de los países que aportarán los cascos azules de la ONU determinarán a mediados de enero, probablemente en Nueva York, sus contingentes. Canadá, por ejemplo, había ofrecido inicialmente enviar helicópteros, pero ahora estudia la posibilidad de enviar solamente soldados de infantería. España había ofrecido enviar una decena de aviones Aviocar con unos 200 hombres entre pilotos, mecánicos y personal de mantenimiento.

Ahora, en cambio, el Ejército del Aire español sufre una fuerte escasez de pilotos y es probable que se reduzca la cifra de aviones que se enviarán a Namibia. En cualquier caso, la misión concreta de la fuerza española destacada a ese país será de apoyo logístico, es decir, de suministro y transporte de. material y víveres.

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La experiencia que España pueda adquirir en este proceso en África será muy positiva ante la posibilidad de que tropas españolas puedan intervenir en el futuro también como cascos azules en Centroamérica.

Suráfrica, Angola y Cuba alcanzaron en mayo pasado un acuerdo de principio para la retirada de tropas cubanas de Angola y el inicio del proceso de descolonización de Namibia respaldado por la ONU. Con la mediación de EE UU, representantes de los citados tres países alcanzaron el pasado día 14 un acuerdo consistente en que Cuba retirará sus tropas en un plazo de 27 meses a partir del 1 de abril de 1989. La mitad de las tropas cubanas habrá abandonado Angola en noviembre próximo y el resto estará entonces lejos de la frontera con Namibia.

La retirada total de los cubanos, según ese citado acuerdo, debe culminar a comienzos de 1991, poco después de que un Gobierno surgido de unas elecciones democráticas asuma el poder en Namibia, antigua colonia alemana controlada desde 1919 por Suráfrica.

Las tropas cubanas comenzaron a establecerse en Angola en 1975, coincidiendo con la concesión de la independencia por parte de Portugal. Los cubanos han luchado junto con el Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA) frente a la Unión para la Independencia Total de Angola (UNITA), grupo apoyado por EE UU y Suráfrica.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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