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ARQUITECTURA ESPAÑOLA

Maravillas de De la Sota

Al mito de Alejandro de la Sota sólo le ha faltado el bautismo con uno de esos apelativos extremos -O Rey, Bird, Magic, Duke- que el público concede a ciertos grandes jazz-men y monstruos del deporte. Pues bien, de haber tenido alguno, habría sido, sin duda, Maravillas.Esos nombres ajenos, que confieren carácter, trasladan al personaje de la escena a la leyenda, transformando en historia la belleza espontánea de la noche mejor. Para este arquitecto profético y estricto, la noche más hermosa tuvo lugar hace casi 30 años, cuando bosquejó en un fragmento de papel la idea generador de su mejor proyectó: el gimnasio Maravillas. Con ese croquis mínimo y exacto de la que habría de ser una de las obras maestras de la arquitectura española de este siglo, Alejandro de la Sota ingresó en la historia y en el mito.

Los que fuimos sus alumnos a lo largo de los 12 años que profesó en la Escuela de Arquitectura de Madrid sabemos hasta qué punto la fascinación que ejerció sobre nuestra generación estaba basada en sus silencios tanto o más que en sus palabras. Por este motivo, la progresiva depuración formal que su obra manifiesta -en el largo itinerario que ahora se recorre con ocasión de sus 75 años- debe entenderse como la combinación de una voluntad de desnudez y una pulsión retórica; el silencio de sus formas habla con elocuencia: son negaciones que afirman.

En la evolución cronológica de su obra puede hallarse desde el regionalismo populista del poblado de Esquivel, y el organicismo aaltiano de la casa en Doctor Arce, hasta el racionalismo à la Terragni del Gobierno Civil de Tarragona y el constructivismo neorrealista del gimnasio Maravillas; y desde el contextualismo de las viviendas en Salamanca y el clasicismo moderno -monumentalista en sordina- del colegio mayor César Carlos, hasta el minimalisrno disciplinar del concurso de Bankunión o el reduccionismo obstinado de muchas de sus últimas realizaciones -el edificio universitario de Sevilla, el de la Caja Postal en Madrid y el de Correos en León.

Desde luego, parecería insensato utilizar tal cúmulo de localizaciones estilísticas para describir la obra de un arquitecto que ha declarado sentirse al margen del estilo. Sin embargo, sólo la conciencia de su variedad puede subrayar el rasgo que comparten: el protagonismo de la idea. No se busquen sus fuentes en la sensibilidad ante el paisaje, la atracción por las formas necesarias de la aeronáutica, la afición musical: naturaleza, técnica y cultura palidecen ante la fuerza genésica dela idea.

Superviviente del funcionalismo

Puede presentarse a De la Sota corno un superviviente tenaz del funcionalismo de la década heroica, un miesiano resistente y el último mohicano de la "nueva objetividad" de los años veinte; alternativamente, podemos pensarlo como un realismo crítico a vant la lettre, y un espíritu atento a lo mínimo cotidiano, que trasciende lo inmediato con su pureza atroz. Ambas descripciones comparten un territorio de áspero refinamiento y voluntad ascética: en ese espacio de pasión rigurosa habita el arquitecto.

En las últimas décadas tres obras con el nombre común de Maravillas -un edificio, un libro, una película- han interpretado Madrid para nosotros. Entre el realismo lírico del Barrio de Maravillas, de Rosa Chacel, y el realismo mágico de la Maravillas, de Gutiérrez Aragón, entre el Madrid perdido del relato y el Madrid secreto de la cinta, es probable que sea el neorrealismo intemporal del Gimnasio Maravillas el que mejor interprete -a su manera improvisada y sabia- la melodía agria y delicada de la ciudad.

Tras su fachada vulgar y minuciosa, la cancha deportiva y las aulas colgadas de la estructura que la cubre forman un espacio ritual y memorable. Metáfora del músculo y la mente, esta construcción area y vigorosa, aligerada por la luz, transforma materiales en ideas, experiencia trivial en emoción, lugar en poesía. De esa música sorda se fabrican los mitos.

Esta muestra mayor de la arquitectura de Alejandro de la Sota se encuentra a unos centenares de metros de la galería que alberga su exposición antológica. Recórranlos.

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