50 números de 'Los Cuadernos del Norte'
Juan Cueto afirma que es una revista "sin fronteras"
Van nueve años, más de 5.000 páginas, no menos de 1.000 colaboradores inclasificables y 50 números. Sobre todo 50 números. Son Los Cuadernos del Norte, una revista cultural que se edita en Oviedo, insular y periférica, y que ha resistido todos los embates, que se mantiene viva y con ganas de seguir dando guerra. "Tenemos pensado un número sobre la cultura en Portugal, otro sobre Francia, uno más sobre las nuevas culturas vanguardistas que están surgiendo en Miami o algunos trabajos de homenaje a Eduardo Haro Ibars", afirma Juan Cueto Alas, el creador, mantenedor y director del producto todo este tiempo.
La revista tiene, pues, futuro porque ha evitado clasificarse. Es plural y abierta, ni literaria ni de vanguardia, "porque la cultura no tiene fronteras y queremos que Los Cuadernos sean un espacio muy abierto donde se mezcle todo, arquitectura, ciencia, técnica, diseño, filosofía, literatura, porque así es este fin de siglo y de milenio", según Cueto, que añade: "Cuando salimos, la cultura española estaba, y así sigue, muy compartimentada, con muchas aduanas interiores, muy ensimismada y sin cosmopolitismo. Quisimos hacer una obra sin fronteras y sin géneros, donde cabe todo".Sin embargo, Cueto no está satisfecho con la repercusión que han tenido algunos de los trabajos publicados en Los Cuadernos: "Hemos introducido en España todas las grandes polémicas del momento y, lo cierto, es que muchas apenas han tenido eco en nuestro país. Pero aun así, yo creo que ésta es la línea que debemos seguir".
Polémicas
Sí ha tenido polémicas, aunque pocas, de otro signo la revista. Por ejemplo, en ella publicó Carlos Barral el artículo por el que se ha pedido su procesamiento, asunto éste que todavía no está resuelto. O una famosa frase referida a la Virgen de Covadonga a la que aludía Camilo José Cela en un trabajo que levantó una polvareda enorme en el Principado.Pensados para leer, Los Cuadernos tienen una maqueta austera, ideada por Elías y Santamarina, que se mantiene inalterable desde el primer momento, enero de 1980. Herederos en cierta medida de los escritores de Papeles de Son Armadans, se venden muy bien en América y aceptablemente en Europa. "Muchas veces te encuentras con que son más conocidos entre los hispanistas del mundo entero que en España".
Una mínima estructura redaccional (en realidad, Cueto y una secretaria, que no suponen a la editora más allá de 150.000 pesetas al mes) ha intentado ser un soplo fresco de las nuevas ideas que se producen en el exterior. "En cierta medida", explica Cueto, "Los Cuadernos son la continuación de la Revista de Asturias, de Genaro Alas, el hermano de Clarín".
Hoy, Los Cuadernos tienen un déficit anual del orden de los dos millones de pesetas, asumidos por la Caja de Ahorros de Asturias, que es la editora. "Con publicidad y con que en España fuera mejor la distribución, no tengo ninguna duda de que estaríamos sin pérdidas ni ganancias", según Cueto.
Para Ángel Fernández Noriega, actual presidente de la Caja de Ahorros de Asturias, Los Cuadernos tienen un gran mérito porque han sido capaces de sobrevivir en la periferia durante estos último nueve años. "Ya es importante que una revista cultural bimensual llegue a los 50 números, pero lo es más que se trate de una publicación descentralizada. Esto demuestra que cuando las cosas se hacen bien, dan buenos resultados.
La revista surgió cuando la Caja estaba controlada por la extinta Unión de Centro Democrático, y se ha mantenido desde que los socialistas están al frente de la misma. Para Cueto, "lo más importante es que me han dejado trabajar siempre con absoluta libertad. Una libertad que me sale cara, pero que me permite marcar las pautas sin ninguna intromisión. Una libertad que me permite no escribir a mí casi nunca, aunque muchas veces me siento muy tentado porque estoy en desacuerdo con algunos de los artículos que se publican. Esta revista se hace sin reuniones, con una infraestructura mínima, y gracias a que es periférica, muchos autores destacados ni siquiera cobran".
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