El V Centenario causará protestas de los indios contra España, según un asesor de la ONU
Las principales comunidades indias de América contemplan la posibilidad de convertir 1992 en un año de grandes movilizaciones. El boicoteo de las celebraciones del V Centenario del Descubrimiento sería utilizado como caja de resonancia internacional de sus reivindicaciones, afirma el indigenista Ginés Serrán-Pagán, asesor antropólogo, de Naciones Unidas y de la Fundación Ford. En su opinión, "la marginación de los indios practicada por la Comisión del V Centenario" ha sembrado el nerviosismo en la comunidad diplomática española, que teme que embajadas y consulados se conviertan en escenario prioritario de las protestas indígenas.
Serrán-Pagán, que asistió en Barcelona a las jornadas sobre Modelos de futuro, nuevas tecnologías y tradición cultural, organizadas por el departamento de Antropología de la universidad de Barcelona y clausuradas el sábado, afirma que sus advertencias son fruto de más de un centenar de entrevistas mantenidas con los principales líderes indígenas de Norteamérica, Centroamérica y Suramérica."Los indios piensan que los españoles de hoy no tienen ninguna culpa de lo que sucedió", afirma, "pero creen que es muy triste que España margine a los indios americanos de hoy y organice la celebración del V Centenario sin tenerlos en cuenta".
"Lo máximo que ha hecho la Comisión para conocer la opinión de las comunidades indígenas es reunirse con cuatro o cinco indios que viven en Madrid y dedicar un 1% del presupuesto a cuestiones relacionadas con los indios", añade, "pero ni un solo indio ha sido incluido en las comisiones nacionales organizadas en todos los países americanos para coordinar la organización de los actos de 1992".
Serrán-Pagán propuso hace varios meses que España organizara en esa fecha un congreso que reuniera en La Rábida a los 100 líderes más destacados de las comunidades indias de América. También habrían sido invitados representantes de las instituciones indigenistas y miembros de fundaciones no gubernamentales. Esta iniciativa ha sido desestimada por falta de fondos.
Reunión de jefes
"El congreso podía haber culminado en un encuentro de los jefes indios con el rey Juan Carlos, lo que habría refrendado el tradicional respeto de la Corona española por los derechos de los indios", explica el antropólogo. La reunión podría celebrarse finalmente en la ciudad de Génova, bajo los auspicios del Gobierno italiano."La conmemoración puede acabar en un rotundo fracaso", añade Serrán-Pagán. Según ha deducido de sus entrevistas, los indios ocuparán embajadas de España para reclamar la atención internacional. "Esta actitud puede desencadenar reacciones represivas de los Gobiernos suramericanos, con el riesgo de que la opinión internacional culpe a España de los incidentes".
El antropólogo Antonio Pérez, encargado de los asuntos indios dentro de la organización del V Centenario, considera normal que los indios aprovechen 1992 para hacer oír su voz en la opinión pública internacional. "Yo creo que muchos indios están pensando en aprovechar las celebraciones para protagonizar protestas, porque es una buena ocasión para hacerse oír", dijo Antonio Pérez; "yo creo lo mismo, y por eso trabajo aquí. No estoy de acuerdo en eso de que marginamos a los indios".
Pina López Gay, coordinadora de Programas de la Comisión V Centenario, por su parte, declaró que la celebración del congreso propuesto por Serrán-Pagán no se ha descartado. "Lo que pasa es que cuando se visitan las comunidades indígenas se ve una situación sangrante, y se descarta la voluntad de hacer actos folclóricos. El congreso se hará, quizá a menor escala, cuando detrás haya una política que ofrecer. Mientras, con ese presupuesto se pueden montar 10 hospitales en algunas zonas de Bolivia".
La minoría india es la más marginada y pobre de América, con una tasa de mortalidad materno-infantil situada entre un 40% y un 60%. Los cálculos más conservadores cifran en algo más de 35 millones el número de indios supervivientes en América. De ellos, sólo un millón y medio vive en guetos urbanos y en unas 300 reservas de Canadá y Estados Unidos. Los 34 millones restantes se reparten en los países de Centroamérica y Suramérica.
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