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La memoria inacabada de Yourcenar

El tercer volumen de recuerdos de la escritora, publicado en Francia

Antes de que se cumpla el primer aniversario de la muerte de la gran escritora francesa Marguerite Yourcenar, acaecida el 18 de diciembre del año pasado, acaba de aparecer en Francia el tercer volumen de El laberinto del mundo, saga memorialística y en parte autobiográfica que la escritora había iniciado casi tres lustros antes con la publicación de los dos primeros volúmenes, Souvenirs pieux -Recordatorios, en versión española- y Archives du Nord (Archivos del Norte). Este último volumen, titulado Quoi? L'Éternité, según cita de Rimbaud, se centra en la vida de la escritora en los primeros 15 años de su existencia, y sobre todo en la figura de su padre.A la muerte de la Yourcenar, se supo ya de la existencia de un voluminoso manuscrito, casi terminado, que proseguía la citada serie memorialística, pues la propia Yourcenar así lo había anunciado en el prefacio escrito para la edición de sus 0euvres romanesques, en la célebre colección Bibliothéque de la Pléiade, publicadas en 1982. Elegida en 1980 como miembro de número de la Academia Francesa, que así rompía una tradición de impedir la entrada a las mujeres que había durado 34é años, Marguerite Yourcenar pronunció su discurso de entrada en 1981, en un acto solemne transmitido en directo por la televisión y con asistencia del entonces presidente de la República Francesa, Valéry Giscard d'Estaing. Pero después, la escritora regresó a su residencia en la isla norteamericana de los Montes Desiertos, y siguió con su vida de viajera impenitente, sin volver ya más a la Academia.

Manuscrito

En aquellos años, Marguerite Yourcenar ya había preparado casi por completo el manuscrito de Quoi? L'eternité; en 1983 sufrió un grave accidente de circulación en Kenia, y se temió por su vida, dada su avanzada edad, ya que contaba entonces 80 años bien cumplidos; la muerte de su secretario Jerry Wilson, a los 36 años -que había sucedido a Grace Frick, secretaria, traductora y gran amiga de la escritora hasta que murió también en 1979- le supuso un duro golpe; su salud se resintió, pero aún pudo añadir un capítulo más al manuscrito de este libro, antes de ser hospitalizada un mes antes de su muerte, aunque el libro ha quedado para siempre inacabado.

En su estado actual, Quoi? L'eternité aparece como el tercer volumen de una serie que hubiera podido constar de muchos más; pero tal y como aparece se trata de un libro que puede considerarse como terminado, dentro de esa hipotética serie que no ha podido ser, lo que dada la calidad y envergadura de los tres volúmenes iniciales resulta una verdadera desgracia.

El laberinto del mundo se presenta como una obra objetiva, una especie de crónica colectiva, una narración omnicomprensiva, que muestra las raíces y el principio de la disolución de un sector de la gran burguesía -y pequeña aristocracia- europeas a principios de este siglo. No es una memoria subjetiva de la escritora ni una autobiograffia. Nada más lejos de Yourcenar que las confesiones habituales, las palinodias o los lamentos más o menos al uso. El genio de Yourcenar es siempre objetivo, implacable, lúcido y marmóreo. Como una estatua, como un monumento.

Entre su soberana perfección, el clasicismo de un estilo tan personal como exterior a su persona, su lucidez a veces es cruel, no oculta nada, y aunque se filtre la ternura -siempre disfrazada de comprensión- todo sentimentalismo está proscrito. Había mucha curiosidad por ver cómo Marguerite Yourcenar hablaba de sí misma y de su propia vida, cosa que todavía no había hecho en los dos primeros volúmenes: en efecto, Recordatorios estaba dedicado sobre todo a la figura de su madre -que falleció poco después de darla a luz- y de la familia materna, ascendiendo en el tiempo, y el segundo, descendiendo casi de manera geológica, a la familia paterna y a la impar figura de su padre, que marcó para siempre a la escritora. Pero, al fin y al cabo, cronológicamente, ambos volúmenes terminaban cuando la autora contaba seis semanas de edad: todo un récord.

Pero bueno, aquí está Quoi? L`eternité, que llega hasta sus 15 años al final de la II Guerra Mundial; pero no hay que hacerse esperanzas, pues la técnica yourcenariana sigue siendo la misma; nunca hablará de sí, sino de lo que ve, de lo que ha oído, presentando casi de manera simultánea e instantánea acontecimientos de los seres que la rodearon, con incursiones en tiempos futuros y vueltas a los antiguos, pero extrayendo siempre la sensación clave, el juicio exacto, el conocimiento justo, que no otra cosa es el clasicismo.

Y otra vez la figura del padre, Michael de Crayencour -como se sabe la escritora adoptó en su juventud el seudónimo de Yourcenar, que es un anagrama imperfecto de su propio apellido, y que le fue propuesto por su propio padre-, viudo de un primer matrimonio del que heredó un hijo ya mayor, pequeño aristócrata ocioso sometido a una madre tiránica y con una hija de pocos días de su segunda viudez. La hermana menor del padre, Marie de Sacy, murió trágicamente -este relato es excepcional y misterioso en el libro-, y al llegar la primera gran guerra Michael de Crayencour huyó a Gran Bretaña con su hija Marguerite. Allí residieron durante poco más de un año, volviendo a Francia al final de la guerra, instalándose en París, pero con frecuentes viajes al Sur, a la tierra de las mujeres, el calor y los casinos, las tres aficiones del padre, en las que malgastó toda su fortuna.

Triángulo

En este libro existe una historia central que lo atraviesa y es la de las relaciones del padre de Yourcenar con un matrimonio compuesto por el barón de Reval, joven aristócrata y músico de origen estoniano, y su esposa que había sido en su juventud amiga de la madre de la escritora. El matrimonio de los barones de Reval resultó ser bastante conflictivo, y Marguerite Yourcenar relata los amores de su propio padre con la baronesa,y los excesos del barón sometido a impulsos homosexuales. Triángulo imposible, cuyas figuras centrales influirán en la escritora para la creación de Alexis.

Estas interrelaciones entre su experiencia y lo que luego sería su obra como escritora iluminan acaso más -y son más sugerentes- que unas confesiones elementales. Su obra se compone como por estratos, capa tras capa, y encierra múltiples significados. Leerla es como perderse entre ellos, ser deslumbrado por una transparencia que impide ver, reflexionar en medio de una claridad total sobre el misterio. Tropezar, hundirse, levantarse y seguir andando, en suma, a través del laberinto del mundo.

Calvario y resurrección

La obra de Marguerite Yourcenar tardó bastante en ser vertida al español, y más todavía para ser reconocida en su verdadero valor. La primera de sus obras traducidas fue Memorias de Adriano, publicada en Argentina en 1955 por la editorial Sudamericana en versión de Julio Cortázar. Esta edición se vendió también en España, pero no obtuvo demasiado éxito, hasta que su reedición en 1982 por la editorial barcelonesa Ed.hasa causó verdadero furor y se mantuvo en las listas de libros más vendidos y en los primeros lugares durante más de dos años.La segunda obra vertida al castellano de Yourcenar fue El tiro de gracia, aparecida también en Buenos Aires en 1960, que corrió más o menos la misma suerte que la anterior. Ya en los años ochenta, en pleno triunfo, Alfaguara lanzaría una nueva versión debida a Emina Calatayud.

La tercera, en 1970, fue L'oeuvre en noir, que se publicó en Barcelona por Plaza y Janés bajo el título El alquimista, y que fue poco después saldada a bajo precio en íos grandes almacenes. En 1977 Alfaguara inició la publicación de la obra de Yourcenar encomendando las versiones a Emma Calatayud, con Alexis o el tratado del estéril combate.

Pero en 1980, con la entrada de Marguerite Yourcenar en la Academia Francesa, el nombre de la autora se hace célebre en el mundo entero y las aguas de la fama entran ya en su debido cauce.

Al éxito de Memorias de Adriano, hay que sumar el obtenido por las traducciones de Emina Calatayud en Alfaguara, con las novelas Opus nigrum (nueva versión de L'oeuvre en noir), El denario del sueño, El tiro de gracia; los relatos Fuegos, Cuentos orientales y Como el agua quefluye; el ensayo A beneficio de inventario, y los dos primeros volúmenes memorialísticos de El laberinto del mundo, que son Recordatorios y Archivos del Norte, a falta del tercero, aparecido en Francia.

También hay que citar las ediciones del relato Anna Soror, en Laertes (es una parte de Como el agua que fluye), los poemas Las caridades de Alcipo (Visor), un volumen con tres obras (Teatro I, Lumen), las entrevistas Con los ojos abiertos (Gedisa) y en catalán los ensayos de El temps, Aquest gran escultor.

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