Encaje de bolillos
El 9 Festival de jazz de Madrid se despidió con música de encaje de bolillos. El brasileño Djavan y el norteamericano Chick Corea, con una impresionante banda, ofrecieron una música preciosista y, en el caso de Corea, de ejecución impecable.A sus 39 años, Djavan es uno de los principales exponentes de la actual música brasileña y, a tenor de lo escuchado en sus discos, uno de los compositores de ese país más influenciados por la estética norteamericana. En su presentación en Madrid estas influencias aparecieron mucho más difusas. El brasileño es un cantante de voz privilegiada por su amplItud de matices y registros, y sus canciones son un ejemplo perfecto de eso que Pat Metheny llamaba "riqueza armónica de su música popular". Como compositor, Djavan es complejo y original, aunque en escena carece de la fuerza que desprenden otros compatriotas suyos, como Milton Nascimento. Su concierto comenzó con cierta frialdad que superó con un hábil planteamiento de las canciones. Cuando había transcurrido la mitad de su melancólica actuación, aparecieron las canciones más conocidas del brasileño -Capim, Samurai-, iniciandose una comunicación ausente hasta el momento. Dió por terminada su actuación con su célebre Sina, y el público bailando con una entrega impensable al comienzo del concierto. Djavan mostró su calidad y la injusticia que representa su casi total desconocimiento por parte del público español.
Djavan
Chick Corea Elektric Band Palacio de Deportes. Madrid, 18 de noviembre.
Al terminar su segundo tema, Chick Coreo dejó el piano y se dirigió al público: "La música de España es parte de mí vida. Algunos de mis mayores héroes son españoles, como mi amigo Paco de Lucía, y quiero dedicar este concierto al maestro Joaquín Rodrigo". El pianista norteamericano de 47 años ha bebido muchas músicas diferentes. Sus conciertos rayan lo perfecto, con unas composiciones complicadísimas de ejecución, aunque a veces también roza la repetición.El magnífico pianista ofreció un concierto muy español, acompañado por tres músicos de los que quitan el hipo. El guitarrista Frank Gambale tiene un fraseo velocísimo e impecable. Dave Weckl a la batería y John Patittuci al bajo no le andan a la zaga. Para no quedarse atrás, Eric Marienthal esboza una fulgurante improvisación apoyada por cortes de un ajuste apabullante a cargo del resto del grupo. Es la perfección caliente.
Babelia
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