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¿Dónde está la política agraria?

A pesar del mensaje optimista que los responsables de la política agrícola intentan transmitir, el campo español se encuentra en una situación insostenible dos años después de nuestro ingreso en la Comunidad Europea (CE), según estima el autor, que expone cuáles son las razones que explican este panorama.

La mala gestión de la Administración española en los órganos decisorios de la CE, antes y después de la firma de adhesión, está acarreando graves problemas en este importante sector productivo, y sólo un cambio radical tanto en la política agrícola como en las personas que la ejecutan puede evitar la ruina del campo español.El agricultor comienza a sentirse engañado, pues no ve cómo pueden convertirse en realidad aquellas promesas que se hicieron en el momento de la adhesión. Los plazos transitorios fijados para nuestra integración como miembro de pleno derecho se hacen interminables, y corremos el peligro de llegar a 1992 completamente arruinados.

Tenemos una gran oportunidad en la CE, pero si no se cambia de estrategia, la perderemos. Los errores, la ineficacia y la falta de sensibilidad política del ministro Carlos Romero dificultan aún más el ya difícil camino hacia el desarrollo del agro español. Porque Romero no hace política comunitaria, no habla con las organizaciones agrarias españolas, no escucha tan siquiera a muchos de sus colaboradores, y si está esperando a que se encrespen los ánimos de los agricultores, lo está consiguiendo; los sindicatos del campo, cada día más fuertes, comienzan a moverse, y no sería de extrañar que viviéramos un otoño caliente.

La situación no puede ser más grave. Mientras en el resto de los países comunitarios se está primando la calidad por encima de la cantidad. tanto en la producción agrícola como en la ganade

ra, resulta que aquí en España se aplica una política contraria sin tener en cuenta los excedentes. Al agricultor no se le orienta, y luego, cómo no, ]llegan las rebajas para la mayoría de los productos españoles, que además muchas veces no encuentran mercado. Aquí aún presumimos de la "gran cosecha" cuando en el resto de Europa sólo quieren oír hablar de "cosecha de calidad".

Ayudas comunitarias

Muchas ayudas comunitarias no están llegando al campo español por la ineficacia del Ministerio de Agricultura, que no ha sabido negociarlas o, lo que es peor, no las ha tramitado en los plazos estipulados por el Gobierno de la CE. Un e emplo de esta irresponsabilidad es la nefasta aplicación en España del Reglamento 355 de la CE, por el que se conceden diversas ayudas para la creación de empresas de transformación de productos' agrarios, construcción de silos, etcétera. Pues bien, como estas ayudas se conceden a

el jamón ibérico, un excelente producto que por sus características no va a tener ningún tipo de trabas en este mercado y que puede generar pingúes beneficios en zonas deprimidas como son Extremadura, Salamanca y Andalucía occidental?

Cuotas lecheras

¿Qué pasa, señor ministro, con las cuotas lecheras, y hasta cuándo van a soportar los ganaderos el patinazo cometido durante la negociación con la CE en la que España aceptó, siendo deficitaria, reducir aún más su producción de leche para dar entrada en nuestro país a los excedentes de otros países comunitarios? ¿Qué señor Romero, con las ¡mas comunitarias y las restric-bones cuantitativas a la importanción del ovino, con el tema del arranque de vifiedos, con esas falsas denominaciones que, como en el caso del british sherry, tanto daño están haciendo a los vinos españoles, en este caso al jerez? Y ¿hasta cuándo cree usted que los aceituneros españoles

cargo de los fondos comunitarios y de los Gobiernos nacionales -al 5O%- y los ministerios de Agricultura y de Economía españoles no se, ponían de acuerdo para pagar su parte, resulta, como es lógico, que la CE tampoco pagaba la suya. Fruto de esta falta de coordinación entre los dos ministerios es que en estos momentos han comenzado a pagarse las ayudas de 1986, mientras en el resto de los países comunitarios las reciben puntualmente.

Pero no acaban ahí todos los males. Hay varios sectores de la agricultura española que se encuentran al borde de la quiebra y que exigen soluciones que de momento no se dan. Romero dice que para finales de año se habrán liberalizado los intercambios de porcino. Habrá que verlo para creerlo. De cualquier modo, ¿por qué se ha esperado tanto? ¿Por qué se ha permitido, y se sigue haciendo, que Jos productos de porcino daneses y belgas inunden el mercado español mientras que a nosotros no se nos deja exportar? ¿A qué espera el ministro Romero para vender en Europa

van a sufrir las inexplicables trabas comunitarias?

¿Continuarán permitiendo que las frutas y hortalizas de países terceros, como es el caso de Marruecos, paguen menos aranceles que las españolas? Y no nos diga que en 1990 ya no, pagaremos esos impuestos, porque Marruecos tampoco lo hará y sus productos continuarán pasando por España hacia una Europa en la que como mínimo se debería exigir un trato de favor.

Está claro que el Gobierno español debe renovar el equipo dirigente del Ministerio de Agricultura y plantear una ofensiva diplomática para solventar estos graves interrogantes. Carlos Romero no vale -ya lo ha demostrado-, y nadie, salvo Felipe González, se explica cómo continúa en el cargo.

Romero no tiene amigos en Europa. Podrá tener aliados políticos, pero no sabe mantener buenas relaciones con sus homólogos comunitarios. Primero fueron sus "diferencias" con el ministro griego, y ahora ha dado plantón al británico no asistiendo a primeros de julio a la Royal Show, la feria agrícola más importante del Reino Unido, cuando en un principio había anunciado su presencia. Mientras tanto se agrava la situación y no se vislumbra una política eficaz que despeje el horizonte agrario. Y ya es hora de que en nuestro país se tome en serio al campo.

Antonio Navarro Velasco es eurodiputado de Alianza Popular, portavoz del Grupo Demócrata Europeo en la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo.

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