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El presidente italiano entra en el debate sobre represión del consumo de droga

Juan Arias

El avispero levantado por el secretario nacional del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi, al pedir que se considere ilegal la droga y que sea castigado su consumo ha llegado al Quirinal después de haber provocado el enfrentamiento entre las principales fuerzas políticas italianas.Mientras el Gobierno se preparaba para presentar el miércoles en el Consejo de Ministros la nueva ley sobre la droga -un proyecto de legislación anterior elaborado por la Democracia Cristiana fue echado abajo por los socialistas por considerarlo demasiado blando-, el presidente de la República, Francesco Cossiga, ha entrado directamente en la polémica para decir que "contra la droga no basta la policía".Desde hace días Italia asiste a un duro debate entre quienes, como los socialistas, insisten en el criterio de que el Estado debe considerar ilegal todo tipo de drogas y que, por tanto, el que se droga, aunque sea por primera vez, debe ser castigado, y los que, como los radicales, piensan que hay que empezar la lucha afrontando el problema de fondo, que es el tráfico de estupefacientes, ya que lanzarse contra el eslabón más débil de la cadena -el consumidor- es demasiado fácil.El jefe del Gobierno, Ciriaco de Mita, al final, acabó poniéndose al lado de Craxi, probablemente para que no se le creen problemas en el Gobierno. Pero contra él se ha levantado la izquierda de su partido, que le acusa de haberse entregado en brazos de Craxi. Y en plena polémica, Cossiga, dijo ante los jueces jóvenes: "La droga es una plaga terrible que exige un gran empeño social. Contra la droga no basta la policía, es necesario el compronúso de la sociedad entera".El partido comunista, por su parte, había lanzado la propuesta de la creación de un consejo nacional formado por todos los partidos para analizar a fondo el problema, por considerar que un problema tan grave no debía recaer únicamente sobre las espaldas del Gobierno.

Hablando en una comunidad terapéutica de ex drogadictos de Trieste, el secretario general comunista, Achille Occhetto, afirmó: "Los auténticos drogados están en Roma. En el encuentro de esta mañana he encontrado aquí personas mucho más sensatas de las qúe se sientan en Roma en el Consejo de Ministros".

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