Lo 'jondo' casa mal con la electrónica
La nueva música flamenca anda constantemente a la búsqueda de experiencias inéditas, de cauces de expresión inexplorados, y una de las vías más frecuentadas hoy, es la incorporación de instrumentos actuales en el sonido jondo. No estoy tan seguro de que sea bueno para el flamenco, y después de oír a esta formación de Enrique de Melchor me reafirmo en esa duda.Es muy dificil integrar en un sonido coherente instrumentos de tan dispar ejecutoria, y aunque todos pretendieran hacer flamenco, únicamente flamenco, lo cierto es que cuando el bajo, merced al sintetizador, lanza una especie de estridor ululante nos quedamos perplejos y casi sobrecogidos, con la duda de si están llegando los bomberos a apagar un fuego.
9º Festival de Jazz de Madrid
Max Suñé Trío: Max Sufté (guitarra), Jordi Gaspar (bajo) y Salvador Niebla (batería). Enrique de Melchor Quinteto: Enrique de Melchor, Óscar Luis y Josele (guitarras flamencas), Pepe Pereira (bajo) y José Antonio Galicia (percusión). Club de Música y Jazz San Juan Evangelista. Madrid, 4 de noviembre.
Eso está muy lejos de la música flamenca, de su clima sonoro tan específico: si la guitarra fue durante siglo y medio el único instrumento aplicado a lo jondo ,es por algo, no por un azar. Y conste que Pereira es un bajo sensacional, imaginativo, que tuvo aciertos formidables, como Galicia es un percusionista excelente, con la discreción de limitarse casi exclusivamente a platillos y escobillas, aunque a veces el pedal se le fue con excesiva determinación.
Lo que no siempre funcionó fue el conjunto como tal, al que quizá le falte rodaje. Probablemente cuando este programa lo tengan más hecho el resultado sea mucho más estimable. La formación del grupo obligó además a un programa predominantemente rítmico -bulerías, tangos-, que diera juego a los instrumentos extraflamencos, privándonos de oír otros estilos.Maestro
Porque Enrique de Melchor -a quien sólo oímos en solitario dos números, que nos supieron a muy poco- es un gran músico, un maestro en plenitud, mucho más de lo que pueden hacernos pensar sus 37 años, pues de niño ya trabajaba junto a su padre.
El Max Suñé Trío hizo un concierto basado principalmente en un nuevo disco de próxima aparición. Una música brillante, fuerte, con poco espacio para las sutilezas, pero con muchas oportunidades para el lucimiento personal de cada uno de los instrumentistas, que aprovecharon rotundamente.
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