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Crítica:IX FESTIVAL DE JAZZ DE MADRID
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Discreta indefinición

Un concierto apenas discreto abrió la novena edición del Festival de Jazz de Madrid. El grupo vasco Infusión cumplió con,la música que practica, y Jimmy Heath, el tenor de Filadelfia, dio una sesión que difícilmente puede inspirar su redescubrimiento. Podía. venir el héroe oculto, el feliz compositor y arreglador, el buen instrumentista presente en importantes grabaciones, pero vimos a un hombre que labra sobre la indefinición, campo discreto, cuando no yermo.Infusión es un joven grupo vasco, reciente ganador de la última edición de la Muestra Nacional de Jazz para Jóvenes Intérpretes, cultivador en terreno de fusión, género que en el País Vasco tiene otros buenos representantes en Pork Pie Hat y La Noche. Hacen sus propios temas, y entre sus valores están la corrección de su saxo y el desparpajo de un bajista con una capacidad asombrosa de guiar al público hacia el aplauso. Fueron aplaudidos y pudieron dejar la impresión de banda joven que va haciendo lo que quiere hacer.

Infusión y Jimmy Heath Quartet

Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 3 de noviembre.

Jimmy Heath, un músico que ha estado en muchas horas importantes, mantiene el sonido de su tenor con pleno dominio. Lo menos que se podía esperar es que nos hubiera obligado a reconocer que debíamos habermos fijado más en él. Pero la música que presentó con su cuarteto no es algo que motive un fuerte reencuentro. Durante años, Heath ha permanecido más o menos alejado de la escena, despotricando contra músicos más populares y presentándose como guardián de la llama del bop. Hoy, con el bop en expansión, Heath presenta una música de alta indefinición.

Cuando se acerca al bop, su sonido, bello como el de un swinger, resplandece y obliga a recordar a dos viejos compañeros suyos en Filadelfia, John Coltrane y Benny Golson. Y también a Dexter Gordon, el punto de partida. Pero en este empeño parece haberse confundido de banda. Es un piano lo que pediríamos a gritos, pero valga señalar la improcedencia del bajo eléctrico de Staford James. Tony Purrone es un guitarrista elegante, y Akira Tana, un batería sólido, personal y... rígido.

Tuvieron buenos momentos en Hi-Fly e In a sentimental mood, con el líder en la flauta. Pero nada importante pasaba y la sección rítmica pudo explicarse más hacia el funk y en la desagradable sorpresa de ver que Jimmy Heath coge los blues para dejarlos tal como estaban, como puede hacerlo cualquier mediana banda de una quincena de Estados de la Unión. Algo como un concierto aburrido a mitad de una larga y cansada gira.

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