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El Gobierno polaco lanza un reto a Solidaridad

Los gigantescos astilleros Lenin de Gdansk, donde nació el sindicato Solidaridad en 1980, serán cerrados definitivamente el 1 de diciembre próximo por razones económicas, según anunció ayer el Gobierno polaco. Lech Walesa, líder del ahora ilegal sindicato, dijo que los trabajadores lucharán contra la medida, que calificó como "una provocación política", del nuevo jefe del Gobierno polaco, Mieczyslaw Rakowski. El anuncio se hizo dos días antes de la llegada a Polonia de la primera ministra británica, Margaret Thatcher, que tiene previsto visitar Gdansk para reunirse con Walesa.

Las autoridades han insistido en el carácter puramente económico de su decisión, que prevé el recorte de 11.000 empleos en la zona más conflictiva en el escenario político polaco. En dos ocasiones este año, con motivo de las huelgas de abril y las de agosto, las autoridades polacas resaltaron los problemas económicos que padecía la empresa y amenazaron con su cierre. En la información oficial difundida ayer se acentuaba que en 1987 los astilleros produjeron sólo nueve barcos, comparados con los 24 fabricados en 1979. Según las cifras oficiales, la empresa perdió el año pasado 1.670 millones de zloties (unos 660 millones de pesetas) y recibió subsidios por 5.500 millones de zloties (unos 2.200 millones de pesetas). El progreso de la liquidación de los astilleros durará, según las autoridades, aproximadamente un año. Algunos obreros podrán continuar en sus actuales puestos de trabajo, mientras la mayoría deberá buscar empleo en otras empresas del sector o inscribirse en cursos de capacitación financiados por el Estado para cambiar de especialidad.

Lech Walesa insistió ayer en un comunicado el carácter político de la decisión de las autoridades. "La decisión tomada por el primer ministro Rakowski no obedeció a razones económicas", dijo Walesa.

"La economía polaca necesita de reestruración y de profundos cambios", reconoce Walesa en su comunicado, "y el sindicato siempre estuvo a favor de tales transformaciones" Al mismo tiempo, Walesa manifestó su disposición a luchar por defender una empresa que para todo el pueblo polaco es símbolo de la lucha por una Polonia mejor", aunque no especificó cuál será el carácter de esta defensa.

Walesa sólo agregó que Soli daridad estaría dispuesta a crear un órgano real de auto gestión para transformar los astilleros Lenin en una empresa rentable, lo cual sería posible silos astilleros pudieran ser dirigidos por personas realmente competentes "y no por la nomenclatura" .

La decisión de las autoridades sorprendió a los observadores, ya que en Polonia existen muchas otras empresas menos rentables que los astilleros Lenin, y también en zonas menos conflictivas. Este año, además, no iba a ser el peor, como argumentaba ayer el jefe de Solidaridad de los astilleros Lenin, Alojzy Szablewski, quien declaró que "en el presente año los astilleros tienen unos resultados económicos mejores que nunca".

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Arriesgado juego

No obstante, la elección de los astilleros Lenin como primera empresa sometida a las medidas de saneamiento económico en Polonia no parece ser casual. En este arriesgado juego se trata de ver qué reacción puede provocar una decisión similar en el sitio en que es másprobable que tal reacción se produzca. En caso de que en Gdansko se produjeran protestas violentas, el Gobierno tendrá el camino abierto en la aplicación de medidas similares en otros casos, ya menos conflictivos.

[En declaraciones a la agencia Reuter, el primer ministro Rakowski declaró que tomó la decisión de cerrar los astilleros debido a que ya es hora de dejar de hablar de las reformas económicas y comenzar a ponerlas en marcha. Ante la consulta sobre si esperaba reacciones sindicales, Rakowski recordó a la primera ministra británica, Margaret Thatcher, quien llegará mañana a Polonia: "Puede ser, pero usted sabe que Thatcher tuvo muchos problemas cuando decidió comenzar a cerrar fábricas y centros mineros".]

En los últimos días, el primer ministro Rakowski realizó una gira por la región minera de Silesia, donde aseguró a los mineros que los planes de reconversión industrial no afectarían a esta rama, en unas declaraciones que pueden interpretarse como un intento de aislar a los trabajadores de los astilleros.

El principal afectado por la reciente decisión gubernamental podría ser el frágil proceso negociador entre la oposición y el Gobierno, iniciado a raíz de la oleada de huelgas que tuvo lugar en Polonia a finales de agosto pasado.

Las negociaciones de la mesa redonda, que habían despertado en Polonia grandes expectativas, no han podido iniciarse hasta el momento por la negativa de las autoridades a sentarse a la mesa con algunos de los representantes de Solidaridad propuestos por Walesa. Después de esta medida gubernamental, la mesa redonda parece estar más lejana que nunca, a pesar de que Lech Walesa declaró ayer que no piensa renunciar al diálogo con las autoridades a causa de la decisión de cerrar los astilleros.

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