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Calderilla para las artes

Durante el último año se ofrecieron a los artistas 82 millones en 138 concursos

A diferencia de los concursos literarios, los de arte en España no alcanzan demasiada repercusión en los medios. A excepción de algunas distinciones, como pueden ser los premios nacionales, en los que los concursantes no se presentan sino que son propuestos por un grupo de expertos, los concursos de arte en España están mal dotados económicamente o carecen de credibilidad. La suma de las dotaciones de 138 concursos de pintura y escultura convocados en los últimos 12 meses en España asciende a 82,8 millones de pesetas. Una cifra global bastante baja si se quiere ver en estos certámenes un estímulo a los creadores.

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Poder económico y cultura

En España convocan concursos de pintura y escultura desde el FC Barcelona o la multinacional de la cosmética L'Oreal hasta el más modesto ayuntamiento y la mayor parte de las cajas de ahorros. Los hay para niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, minusválidos, vecinos de la localidad y militares. Los hay "en color y blanco y negro", de pintura o de modelado rápido y de temas concretos como castillos o paisajes. Existen algunos concursos que parecen medio olvidados por sus convocantes, como el de pintura que otorga el grupo de empresa Domecq, dotado con 30.000 pesetas, y los hay más ostentosos, como el BMW, que ofrece anualmente tres millones de pesetas al ganador.Para muchos de los que se presentan, lo importante es competir; para otros, una lotería. Para los artistas profesionales consultados, todos ellos son prácticamente inútiles e incluso peligrosos.

Agustín Úbeda, ganador del premio BMW de 1987, obtuvo en 1957 su primer premio en París, dedicado a jóvenes pintores. Desde entonces se ha presentado a muchos premios, ha ganado algunos y ha sido jurado en varias ocasiones. Él distingue tres tipos de concursos. "Pienso que en general es algo muy positivo porque recibir un premio siempre te anima a seguir adelante y de alguna manera te advierte que tu obra va por buen camino, además de permitir que esas obras alcancen un precio mayor en su venta. Me he presentado muchas veces simplemente para ver mi cuadro entre los demás y comparar", afirma.

"Como profesor de bellas artes, me han invitado a formar parte de jurados en diversos premios. He encontrado que en muchos casos los jurados escogidos por la entidad convocante no resultan muy adecuados y que las cantidades que se otorgan son muchas veces insuficientes. Yo distinguiría tres niveles en los concursos de arte que se convocan en España. Existen aquellos que organizan en pequeños pueblos, con dotaciones no muy altas, pero que pueden servir de verdadero estímulo inicial a los jóvenes de la localidad que dan sus primeros pasos en el arte".

"Luego existen los premios intermedios que organizan ciudades más grandes á entidades como cajas de ahorros diversas, que son nefastos. Por lo general, lo que menos les interesa es el arte, y gastan más dinero en los viajes, comidas y celebraciones que hacen alrededor del premio que lo que el artista premiado puede recibir. Ganan todos menos el artista".

"En tercer lugar se encuentran ya distinciones como el Premio Nacional de Bellas Artes o semejantes, que premian una trayectoria".

Darío Álvarez Basso, de 22 años, ha ganado este año el premio que otorga el Instituto de la Juventud, y cuyos resultados se exhiben en la Muestra de Arte Joven, en el Círculo de Bellas Artes. No ha estudiado la carrera de artes y ahora se dedica profesionalmente a ello. Inaugura esta semana una exposición en la galería Antonio Machón. "En 1984 empecé a presentarme a concursos, pero pronto me cansé", dice. "Muchas veces hasta perdías dinero por tener que transportar la obra. Además, me di cuenta que en muchos casos seleccionan nombres de artistas ya conocidos, u no las obras en sí. Que te seleccionen, en realidad no significa nada. Se crean demasiadas expectativas y al final terminas con frustraciones".

Poco arte

"Luego te das cuenta que los concursos, en realidad, no tienen nada que ver con el arte. La pintura es algo que debes poder ver con tranquilidad para captar la fuerza con la que fue hecha. Un jurado que tiene una a dos horas para ver cientos de obras no podrá valorar adecuadamente. Las galerías de arte ya no se fijan en los concursos que puedas haber ganado, salvo que sea uno muy excepcional"."Ganar la Muestra de Arte Joven me ha gustado", reconoce Darío Álvarez Basso, "aunque pienso que con ella se pretende dar una imagen determinada del arte joven de España, como país europeo, moderno y vanguardista. Trata de demostrar que aquí se manejan los mismos códigos de modernidad que en Nueva York, París o Roma. Es lo que dice Felipe González cuando se refiere a "comprar el tren de la modernidad". Con ello se deja de lado a veces a artistas que trabajan con otros planteamientos".

Darío Álvarez Basso termina asegurando que entre los artistas jóvenes que él conoce muchos se suelen presentar a los concursos, pero la mayoría prefiere sólo aquellos que sean conocidos por su seriedad y su talante vanguardista. Entre los casos que él considera serios, cita el Premio Banesto, la Muestra de Arte Joven, la Bienal de Albacete o la de Barcelona. "Los artistas a los que me refiero prefieren éstos y no otros mejor dotados, como el BMW o el L'Oreal, que me daría hasta vergüenza ganarlos".

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