Los límites éticos de la ingeniería genética
La ingeniería genética tiene una frontera ética que no debe traspasar, según el profesor Jordi Vives, jefe del servicio de Inmunología del Hospital Clínico de Barcelona: la alteración de las células germinales del hombre, es decir, aplicar en humanos la técnica que ha permitido obtener animales transgénicos. Sí que entra, en cambio, dentro de límites éticos de la actuación médica, según su opinión, la inyección de determinados genes en el código de las células somáticas para combatir determinadas enfermedades.El doctor Vives expresó esta opinión en un debate sobre los límites de la experimentación médica en humanos, organizado por el Colegio de Médicos de Barcelona el pasado jueves, en el que participaron también Jordi Estapé, responsable del departamento de Oncología del hospital Clínico, Jaume Guardia, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona y Francesc Jané, catedrático de farmacología.
El pasado 4 de octubre fue autorizado en Estados Unidos un ensayo terapéutico consistente en la inyección de linfocitos alterados por ingeniería genética. En determinados tipos de cáncer existen unos linfacitos específicos contra las células del tumor, pero carecen de fuerza para destruirlo porque producen una cantidad insuficiente de interleuquina-2. El ensayo permitirá extraer los linfocitos e introducir en ellos mediante ingeniería genética el gen responsable de la producción de la interleuquina-2, con el fin de estimular la producción de esta sustancia. Una vez conseguida esta estimulación, se inyectarán los leucocitos en el organismo humano para que actúen sobre el tumor.
Esta utilización de la ingeniería genética es éticamente lícita, según el doctor Vives, como lo sería también la inyección en el organismo humano de determinados oncogenes que tienen la propiedad de inhibir el desarrollo de tumores malignos. Pero ahí está la frontera que en su opinión no debe traspasarse.
La ingeniería genética ha ido ya bastante más allá en la experimentación de laboratorio y ha conseguido alterar la herencia genética de animales de experimentación. "Se ha logrado introducir genes humanos que codifican la producción de inmunoglobulinas en la herencia genética de ratones y se ha obtenido un nuevo tipo de ratón cuyo organismo produce la inmunoglobulina humana. Para mí sería condenable cualquier experimento que consista en inyectar determinados genes en las células germinales del hombre", precisó.
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