Termina Liber 88, certamen que renueva sus objetivos
El traslado de fechas tendrá incidencia en la asistencia de los latinoamericanos
La decisión de trasladar Liber al mes de junio cambiará la personalidad de este encuentro editorial y concederá primera importancia al mercado interior, según impresiones recogidas entre los profesionales de la edición. La más inmediata consecuencia será una menor presencia latinoamericana, territorio para el que fue creado el salón cuando todavía no era evidente la crisis que vive el continente, ausencia cuyas consecuencias motivan largas discusiones entre los profesionales. Dos días antes del comienzo de la Feria de Francfort, la feria más importante del mundo, ayer terminó la sexta edición del salón editorial Liber sin que, como en anteriores ocasiones, trasciendan cifras fiables sobre el volumen de negocios del certamen.
Vendrán a España menos latinoamericanos porque hasta el momento aprovechaban el viaje para visitar también la feria de Francfórt, la más importante del mundo, que comienza mañana, y a muchos, pese a las ayudas del gobierno español en concepto de ayudas a la exportación, no les compensará hacer dos viajes anuales a Europa. En esta edición unos 100 extranjeros recibieron ayudas españolas por su visita a Liber; de ellos 80 eran latinoamericanos. En el pago de las ayudas este año se pretendió evitar trucos de picaresca de anteriores ediciones.Los profesionales latinoamericanos de la edición ven el cambio de fechas de septiembre a junio -cambio que se produce tras un largo debate- como un reflejo de la situación política: España se interesa ahora más por Europa, donde se está integrando, que por Latinoamérica, su tradicional mercado, que ahora atraviesa una situación económica difícil, poco atractiva para la exportación. Pese a aceptar las "dificultades reales del mundo iberoamericano", algunos mantienen el optimismo respecto a este continente. Pere Vicens, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, tiene la "esperanza de que Latinoamérica se beneficie de la prosperidad actual del mundo occidental", y "aunque Europa se unifique, se habrán de tener en cuenta las constantes culturales".
A juicio de los propios libreros es evidente un mayor interés por este sector del proceso editorial, o lo que es lo mismo, por potenciar el mercado interior. De hecho, el cambio a junio se ha decidido principalmente para proteger sus intereses: ahora, en otoño, el librero se encuentra en plena campaña escolar o universitaria y no le es fácil acudir una semana a una feria profesional.
Ni siquiera a una que le tiene a él como protagonista: sobre los cerca de 3.000 libreros existentes en España, tan sólo unos 100 asistieron al seminario de tres sesiones dedicado a asuntos puntuales del sector. Este mayor interés por el librero tiene su origen, dice Jaime Salinas, director editorial de Aguilar, en la urgencia de dar salida a una auténtica vorágine de novedades "que el mercado apenas puede absorber". Así, se suelen citar los 38.814 títulos publicados en España el año pasado. Antonio López, de Tusquets, insiste en la conveniencia de imitar a la feria de Francfort, que convierte al librero en protagonista porque sabe que en su poder está el destino del libro.
Más subvenciones
Salvo los latinoamericanos, nadie parece estar realmente interesado en mantener septiembre como fecha de convocatoria, que se alterna entre Madrid y Barcelona. Los editores, porque no pueden concentrar sus esfuerzos en una de las ferias, ni ausentarse dos semanas del despacho. Los agentes literarios -que poco a poco han ido haciéndose con espacios más grandes en las ferias- porque tienen que dividir su oferta. Pese a la tradicional discreción de este sector, fuentes de la dirección de Liber dijeron que los agentes "están felices" por su volumen de negocios.
El cambio de fechas preocupa a los propios directores de Liber. Evelyne de L'Epine, directora del certamen, es partidaria del paliar el efecto negativo sobre los latinoamericanos mediante el procedimiento de doblar las subvenciones a ellos destinadas en concepto de ayudas a la exportación. Ezequiel Méndez, de Alianza Editorial, considera que habría que especializar cada edición de la feria en temas concretos, como por ejemplo la educación, la investigación, la bibliofilia, etcétera. La dirección del certamen afirmó ayer, en un comunicado, que Liber 88 se ha centrado en la defensa de la libre circulación del libro, la restructuración del sector y la lucha contra la reprografía ilegal. Se aboga también por un reforzamiento de las bibliotecas públicas y se pide el IVA cero para los libros.
Son muchos los que sitúan el valor de Liber en sus posibilidades de contacto, o lo que es lo mismo, según el portavoz de una agencia española, "para ponerle cara y ojos al fichero".
Babelia
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