Roa Bastos escribe "contra la historia"

El escritor paraguayo Augusto Roa Bastos anunció ayer en Sevilla la aparición de una nueva novela que, con el título provisional de El fiscal, se publicará a finales de este año. "Es una obra inspirada en la historia de mi país, que se vuelve contra la historia para convertirse en una ficción". Roa Bastos, que manifestó su deseo de instalarse en España en breve, declaró que su obra está escrita en un "presente perpetuo con un castellano carente de regionalismos".

Al autor paraguayo, nacido el año 1917 en Asunción, le resulta difícil hablar de sus novelas "porque no las conozco, las escribo para desembarazarme de ellas". Tras Hijo de Hombre (1959) y Yo el Supremo (1974), El Fiscal será la tercera obra inspirada en las referencias históricas de Paraguay, "para in surgirme contra la historia, que es una falsificación de la realidad".Se trata de una novela de narración muy simple, "nuestra novelística debe volverse hacia formas nuevas que pasan por el tamiz de lo clásico, no se inventa nada. Me interesa una prosa semejante a la de Cervantes siempre soñé con volver a las fuentes mismas del idiorna". "La historia", continúa el novelista, "es un juego diabólico de velamiento por un lado y revelación por otro. Cada vez más, me importa la interpretación que hace el lector, mi obra es una partitura para que el lector, como músico, pueda interpretarla a su antojo".

El proyecto de El Fiscal surgió en 1975, es una tragicomedia, con fuerza lírica en forma de parodia, que enfoca una realidad tremenda. "Mi obra es un testigo para que estos hechos inverosímiles parezcan reales y de la sensación de que están sucediendo en el mismo tiempo en que los cuento; los hechos mismos se van escribiendo en la historia". El autor aclaró que la historia real de Paraguay desborda la capacidad de la imaginación. "La inteligencia humana se resiste a creer unos acontecimientos que desbordan lo posible y se vuelven increibles".

La trama de El Fiscal arranca de 1870, año en que finalizó una guerra de cinco años en Paraguay. Despues de la guerra, la población pasó de 800.000 habitantes a 300.000, en. su mayoría mujeres. El país quedó en manos de un matriarcado que lo reconstruyó todo. La intriga comienza con el asesinato del mariscal López por los invasores, el primero de marzo de 1870. López aparece acompañado de una figura extraordinaria, la irlandesa Elisa Lynch.

Utopía

El mariscal López había levantado al ejército contra el imperio del Brasil y el británico quienes instigan una guerra de exterminio contra el régimen de autodeterminación política y económica que se había logrado en Paraguay. Fue la utopía de los libertadores que habían logrado una conquista que no se volvió a repetir. Estos hechos impregnan la novela que es totalmente imaginaria, pero que incluye personajes reales de toda la historia de Sudamérica. La obra se erige como una historia paralela que está en contra de los hechos falsificados por los vencedores.

Roa Bastos que se define como "el ratón campesino que vino a la ciudad", mantiene la costumbre casi ritual, de los campesinos de su ciudad natal, de salir a pisar el rocío a la salida del sol. "Para el campesino paraguayo la parte más importante del cuerpo son los pies. No se le ve el rostro porque usa sombrero de ala ancha, son gente sin cabeza. Lo único visible son los pies que tienen una fuerza especial, callos, juanetes y uñas son mostruosamente hermosos. Es la parte más dinámica del hombre del campo".

Roa Bastos que se identifica con el mundo natural, pegado a la tierra, confiesa que escribe con un ordenador. "Es un instrumento mágico", dice, "el hombre actual puede dialogar con la máquina siempre que mantenga su libertad". "Estamos viviendo", dice el novelista, "una apocalipsis a plazos que no acabamos de pagar. Yo creo que aún hay posibilidades de que venzan las cosas hermosas de la vida como el placer, el deseo y las grandes obras".

Roa Bastos que ha visitado Sevilla, invitado por la Universidad Internacional Meriéndez Pelayo, participó el jueves en un seminario en el que habló sobre el tema Una cultura oral.

En el mismo ciclo de conferencias, el ministro de Cultura, Jorge Semprúm, disertó ayer sobre El papel del Estado en la cultura.