Thatcher cree que el futuro de la CE está en "la cooperacion de Estados soberanos"

"La mejor manera de desarrollar con éxito la Comunidad Europea consiste en una cooperación activa entre Estados independientes y soberanos", y el mercado único europeo previsto para principios de 1993 deberá, ante todo, reforzar las empresas "para que podamos competir mejor con EE UU y Japón". Esta visión un tanto restrictiva de la construcción europea fue expuesta ayer por la primera ministra británica, Margaret Thatcher, con motivo de la apertura del curso académico del Colegio Europeo de Brujas, un centro de estudios sobre asuntos comunitarios para posgraduados.

Con este acto, Thatcher empezó su visita a Bélgica, donde también fue recibida ayer en audiencia por el rey Balduino y se entrevistó con el primer ministro, Wilfried Martens, antes de desplazarse hoy a Luxemburgo, desde donde viajará mañana a Madrid."Si usted cree algunas de las cosas que se dicen o se escriben sobre mi visión de Europa", afirmó en tono humorístico la dama de hierro, dirigiéndose al rector del Colegio, profesor Lukaszewski, "proponerme dar la conferencia debe equivaler a invitar a Genghis Jan a hablar de las virtudes de la coexistencia pacífica".

A renglón seguido, la oradora invitada se esforzó por demostrar cómo los británicos han "contribuido a Europa de una manera especial", luchando por su libertad durante las dos guerras mundiales. Sin embargo, el grueso de su alocución estuvo dedicado a formular los cinco principios que, dijo, "pueden garantizar el éxito de Europa".

"El asunto más fundamental" es para Thatcher "la defensa del Viejo Continente, porque la libertad está sometida a una ofensiva pacífica" por parte de un Mijail Gorbachov al que no nombró.

La carga común

"Hay que convencer a nuestros pueblos (...) de que no podemos contar para siempre con que otros defiendan, y por eso cada miembro de la OTAN debe asumir una parte justa de la carga común, del gasto militar", añadió. "La Unión Europea Occidental no es una alternativa a la Alianza Atlántica, sino un cauce para reforzar la contribución europea a la defensa común del Oeste".

El primer principio expuesto fue la estrecha cooperación entre Estados que no renunciarían a su soberanía, porque "trabajar juntos más profundamente no requiere que sea concentrado más poder en Bruselas". "Europa será más fuerte porque precisamente Francia seguirá siendo Francia, España será España y el Reino Unido será el Reino Unido (...)", dijo la primera ministra.

Tras arremeter contra políticas comunitarias que no asumen los problemas de forma práctica, como la agrícola, que genera excedentes y cuya reforma "dista mucho de haber sido completada", Thatcher aseguró que si Europa quiere prosperar "debe alentar a las empresas", que gracias al mercado único operarán en todo el continente y mejorarán su competitividad de cara a sus rivales de EE UU o Japón.

El mercado único no significa, sin embargo, la abolición total de las fronteras intraeuropeas, porque "es de sentido común" que hay que protegernos de la droga o del terrorismo.

Aunque, a diferencia de otras ocasiones, no rechazó explícitamente la creación de un banco central europeo, la jefe del Gobierno insistió en que había otras prioridades, como la abolición del control de cambios y la libre prestación de servicios financieros.

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