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El Papa defiende el diálogo de paz en Mozambique

Francesc Valls

El Papa defendió ayer la necesidad de desarrollar la vía del diálogo y la reconciliación para poner fin a la situación de miseria y de guerra que vive Mozambique. Sus palabras cobraron un especial significado al ser pronunciadas en Nampula, la tercera ciudad en importancia del país, prácticamente asediada por la Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo), financiada por África del Sur y en lucha contra el Gobierno marxista de Maputo.

Karol Wojtyla exhortó a los fieles congregados en Nampula a promover la reconciliación y la unidad y abrir espacios de esperanza de vida en medio de la atrocidad y la violencia de la guerra, frente al escándalo de la miseria y el hambre". Sus palabras eran esperadas con ansiedad por los mozambiqueños, que han puesto en esta visita papal todas sus esperanzas, tal como manifestaba un misionero de la región de Zambera Zambesia. "La situación es desesperada", afirma el religioso; "se cometen abusos por ambas partes y la guerrilla practica la política de la tierra quemada, sólo destruye".La situación de inseguridad ha provocado que más de cuatro millones de mozambiqueños vivan en países vecinos -como Malaui, con 800.000- o hayan cambiado de lugar de residencia en el propio país. Para dar una idea de esta situación de muerte y desesperanza, un informe realizado por encargo del Departamento de Estado norteamericano cifraba la pasada primavera en 100.000 el número de personas asesinadas por la Renamo en 12 años de guerra. Los guerrilleros, primero financiados por los racistas de Rodesia (hoy Zimbabue) y ahora por Suráfrica han incendiado, violado y degollado.

Los efectivos de la Renamo llegan a las poblaciones disparando sus fusiles al aire, sus primeros objetivos son las escuelas, las fábricas, los hospitales", afirma un joven religioso. "Lo peor son quienes vienen después: bandidos que asesinan a las personas o las hacen trabajar para ellos. Cerca de mi zona se ha producido recientemente", agrega, "el degollamiento a machete de 12 personas".

Los diversos testimonios de los misioneros permiten afirmar que la Renamo controla el 80% del país, aunque no ninguna capital importante, porque no quiere el poder, sino la desestabilización. Casi todos los religiosos viven en zonas controladas por el Gobierno. "Pero cinco kilómetros más allá de la ciudad hay ya fuerzas de la Renamo", dicen.

Ante esta situación no es extraño que los mozambiqueños, más allá del 13% de católicos, esperen mucho de esta visita papal, cuarta que realiza a África Juan Pablo II. El Pontífice ha querido, sin duda, recoger las ansias de paz y transmitirlas ante el presidente, Joaquim Chissano, y ayer lo repitió ante los fieles. "Debemos favorecer y contribuir al diálogo, por un Mozambique siempre más digno del hombre: diálogo por el desarrollo en la justicia y la paz", dijo el Papa en Nampula.

Violencia

Wojtyla ha asumido la línea de los obispos mozambiqueños, hecha pública mediante una carta pastoral el año pasado. El diálogo es dificil, porque la Renamo, reconocen los religiosos, no tienen una ideología ni clara ni difusa. Sin embargo, la situación de precariedad que vive el país, donde faltan productos de primera necesidad y cuyos habitantes tienen una expectativa de vida no superior a los 45 años, recomiendan poner fin a la guerra."El cuadro frecuentemente descrito por los misioneros que viven con vosotros no está exento de sombras, a causa de la situación de inseguridad, debida a la violencia que siempre genera violencia, miedo y muerte, limitando seriamente los espacios de libertad", manifestó en la mañana de ayer el Papa en la segunda ciudad en importancia del país, Beira. El campo de golf de Largo de Goto acogía a más de 80.000 personas. El avión del Papa llegó con tres cuartos de hora de retraso, debido al viento.

El césped había sido cortado por primera vez en 14 años, es decir, desde que los jugadores portugueses hicieron sus últimos hoyos antes de la independencia. A partir de ese momento, en 1975, se expropiaron los bienes de la Iglesia, que ahora, poco a poco, se comienza a devolver. La administración marxista de Maputo ha pagado, como otra prueba de buena voluntad, la mitad de los gastos de este viaje de Karol Wojtila.

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