Campo de tiro
Aparte de las guerras convencionales, donde mueren miles, quizá millones de tercermundistas normalmente mientras tinos cuantos privilegiados se forran con el comercio de armas, y de la guerra final, ésa que se armará únicamente con que el dedo suicida de un irresponsable apriete el botón asesino, existe otro tipo de guerra, ésta ya desencadenada, que está matando, y empezando por los más débiles. Una guerra que se produce, al contrario de la anterior, porque no se aprieta un botón, el de su prevención. Al parecer, se desprecia la fuerza del enemigo, o se hacen oídos sordos a sus amenazas. Un enemigo que mata sin piedad, lenta e inexorablemente. No tiene otro objetivo. Ante él no valen artículos 598 ni intermediaciones diplomáticas. Un enemigo sin móviles políticos o económicos: matará tanto a los de derechas como a los de izquierdas, también a los de centro; sin distinción de nacionalidades o religiones, mata también a los niños, a los animales y a las plantas.Tenemos un agujero de ozono (que transformará el motivo de la mayor fuente de divisas del país, el sol, en su mayor amenaza) cada vez más grande; aún no se sabe cómo taparlo, y provocará un desequilibrio ecológico de consecuencias imprevisibles. La mar (deberíamos decir la cloaca) no tardará en dejar de darnos alimento. Las lluvias ácidas y las sequías desertizarán el planeta. ¿Qué vamos a respirar cuando no haya plantas que regeneren nuestra atmósfera?
¿En los presupuestos para defensa se contemplan medidas de combate y disuasión contra cualquier enemigo o sólo contra algunos?
¿El campo de tiro que el Ministerio de Defensa quiere instalar en Anchuras tiene alguna efectividad contra esta guerra que padecemos, o sólo contra otras que son hipotéticas?
¿No existe un orden lógico de prioridades para el Gobierno, o es que los árboles no le dejan ver el bosque?
¿Por qué no una reconversión (urgente) de las medidas anticontaminantes en la industria a cargo de los presupuestos de defensa?- Alfonso Grande.
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