En el corazón de la disuasión norteamericana
Desde el Mando Aéreo Estratégico se controlan y mandan los misiles y los bombarderos nucleares
La escolta se acerca al guardia de elite; mientras, el visitante debe aguardar detrás de una línea roja, pintada a tres metros en el suelo. La escolta muestra así que no está actuando bajo amenaza para llevar al visitante al centro de mando subterráneo -a 15 metros bajo tierra- del Mando Aéreo Estratégico (SAC). Desde este centro, bajo el suelo de Nebraska, en Offutt, una base cerca de Omaha, en el profundo Estados Unidos, se controlan los misiles y los bombarderos estratégicos nucleares norteamericanos, suficientes para destruir varias veces el mundo. Si este centro fallara o se viera atacado, existen alternativas, como la del avión espejo. Éste es el corazón de lo que se viene a llamar la disuasión.
En las maniobras Bright Star (estrella brillante), explica a EL PAÍS un oficial del SAC en la base de Offutt, varios bombarderos B-52 volaron directamente a un lugar en el desierto en Egipto, adonde, tras 14 horas y media de recorrido, llegaron sólo dos segundos después de lo previsto. Es una precisión de la que el SAC está orgulloso.Naturalmente estos bombarderos se reavituallaron en vuelo. El SAC controla no sólo los misiles balísticos intercontinentales, los bombarderos B-52 equipados con bombas de gravedad o misiles de crucero, el nuevo B- 1B o el FB- 111 (que pronto cederá al Mando Aéreo Táctico), sino también los aviones cisterna, esenciales para mantener todo tipo de aparatos en vuelo, incluidos los aviones nodriza que se encuentran en Europa.
El comandante del SAC, en la actualidad el general John Chain, siempre puede ordenar, en caso de que lo considere necesario, a los bombarderos que despeguen. En ese caso, equipados con sus cargas nucleares, se desplazarían hasta zonas preacordadas hacia el norte de EE UU. Pero sólo podrían avanzar hacia sus objetivos después de recibir los códigos pertinentes por parte de las autoridades nacionales, es decir, el presidente y el secretario de Defensa, y de la Junta de Jefes de Estado Mayor. De otro modo, los bombarderos tendrían que regresar a sus bases. Un 30% de los bombarderos y de los aviones cisterna está siempre en alerta, y una proporción, en vuelo. El año 1988 es el de la fuer za de alerta del SAC.
El principal centro de mando y control en esta base de Offutt, en una llanura, a 15 metros por debajo de un magnífico centro, no resistiría el impacto de una carga nuclear de cierta potencia (por ello se ha creado el sistema del avión espejo), pero si la precipitación radiactiva en caso de guerra. De hecho, un nuevo centro estará ultimado en 1989 en esos mismos terrenos, mejor protegido contra el pulso radiactivo, un fenómeno que en caso de guerra nuclear desbarataría las comunicaciones. Y sin comunicaciones no hay ni mando ni control.
El centro consiste en una galería y un piso bajo con terminales de ordenador, muchas luces de control y otras parafernalias, además de cuatro pantallas gigantes que pueden subdividirse en 16 sectores para ir siguiendo el desarrollo de los acontecimientos y dar las órdenes oportunas.
La última alerta
Tres equipos, cada uno de 11 personas con un general al frente, se turnan cada ocho horas en este centro. El SAC dispone además de un centro de operaciones de inteligencia para proporcionar inteligencia estratégica, incluso con meses de antelación, y táctica, según ocurre. También hay que integrar la meteorología a ni vel mundial, importante para los bombarderos y los misiles.La última vez que se vivió en este centro una alerta verdadera, asegura el comandante Schnaible, fue en 1973, cuando la guerra de Yom Kipur, en Oriente Próximo. La ordenó el entonces presidente Richard Nixon, inspirado por Henry Kissinger.
El SAC está en control permanente con el Sistema de Mando Militar Nacional, que se encuentra en el Pentágono, en Washington, y desde donde se dirigiría la guerra. Como alternativa si ese centro en el Pentágono se viera atacado, EE UU dispone del Puesto de Mando Aéreo para Emergencia Nacional (NEACP), un E-4B y un Boeing 747 transformado para resistir en ambiente nuclear, y en él, si le diera tiempo, se instalaría el presidente o su sucesor para dirigir las operaciones nacionalmente. El E-4B sigue al presidente a todas partes. Pero no a Moscú. Cuando Reagan fue a Moscú, el avión "se quedó en el territorio aliado más próximo", señala un oficial del SAC.
En esta base del SAC se elabora también el llamado SIOP, que en sus siglas en inglés responde a Plan Operativo Integrado Único, que es el plan de blancos para librar la guerra o las guerras nucleares. Aquí se cree en la disuasión y en la necesidad de estar preparados para la guerra nuclear. Un acuerdo Start de reducción de un 50% de las armas estratégicas "limitaría un poco nuestra capacidad de disuadir la guerra", según un oficial del SAC, y "tendrá más impacto para EE UU que para la URSS". El SAC está estudiando la redistribución de los blancos en caso de tal acuerdo.
En la elaboración del SIOP participa también la Armada, con sus submarinos estratégicos, y las fuerzas británicas. Suelen estar presentes oficiales de otros países de la OTAN, que, sin embargo, asegura el comandante Schnaible, no entrarían en el puesto de mando y control subterráneo.
Schnaible lleva 12 años trabajando en el campo del mando y control de los misiles balísticos intercontinentales. Una carrera que puede ilustrar lo que es el SAC. Un total de 130.000 personas trabajan para el SAC, con una media de edad de 31,5 años. La tripulación para el control de los misiles es más joven: 28,5 años de promedio. La selección es dura, tanto para las fuerzas de seguridad que controlan las instalaciones como para los que trabajan en los centros de mando y control del SAC.
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