_
_
_
_
FESTIVAL DE SANTANDER

Un gran pianista soviético

El pianista soviético Lev Vlasenco dicta estos días, en unión del español Joaquín Soriano, el curso de interpretación que organizan el Concurso Paloma O'Shea : la Universidad Menéndez Pelayo, en el que Y participan 30 jóvenes intérpretes procedentes de 12 países y seleccionados entre más de un centenar de aspirantes.

Como es habitual, los dos profesores, además de sus apretadas jornadas didácticas, han ofrecido recitales abiertos al público del festival internacional. Soriano, en una de las mejores actuaciones que le hayamos escuchado, dejó en el recuerdo de todos una emocionante versión de los Cantos mágicos, de Federico Mompou, y otra muy seria, bien enfocada y expresiva de la Fantasía bética, de Manuel de Falla. Vlasenco ha hecho un Debussy inolvidable. Sus Imágenes, su Isla alegre, se beneficiaron de un pensamiento plástico y de una riqueza de matizaciones señoras tan importantes como la misma técnica poderosa.El repertorio de ataques es extraordinariamente rico, y en toda la gama de posibilidades logra Vlasenco una extraordinaria belleza de sonido: tenso y muelle a la vez. Antes del inolvidable Debussy, había lucido el pianista su espléndida madurez en otro estilo bien diverso del impresionista, la Sonata número 2 de Boris Arapov, un autor nuevo en el festival que evidencia la calidad de su intención expresiva y moderna a través de una segura escritura pianística.

En las Siete bagatelas opus 33, de Beethoven, Vlasenco puso bien claro cómo cada una de ellas, en su brevedad, sintetiza todo un universo musical. En las diversas obras dadas como propina tuvimos ocasión de escuchar a Vlasenco en otras medidas de su talento interpretativo: Chopin, Hummel o lsaac Albéniz, a través de la poética Córdoba o de la punteada Asturias.

El arte de este pianista es vivo, profundo y de una comunicatividad irresistible; su virtuosismo, que le ha valido tantos premios, está puesto en todo momento al servicio de las más altas ideas musicales.

Tanto el paraninfo de la Menéndez Pelayo, en el que tocó Joaquín Soriano, como el claustro de la catedral, escenario del recital de Vlasenco, estuvieron llenos de un público tan buen discernidor como entusiasta.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_