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Wagner 'punk'

¿Qué ofrecieron Kupfer y Barenboim en su peculiar montaje? He aquí una serie de ejemplos referidos a los personajes de El anillo: un Loge, semidiós del fuego, vestido de negro y peinando a lo punk que no duda en sonarse estentóreamente cuando la divina comitiva se dirige a su recién construida sede con modos de familia numerosa al dar el fin de semana; un Wotan, rey de los dioses, con abrigo de cuello de zorra y sombrero borsalino -lanza de metacrilato transparente- que emprende su viaje hacia el Nibelhelm introduciéndose en una alcantarilla; una Fricka, esposa de Wotan, con turbante y botas altas marrones, vulgarísima; un Donner y un Froh, cuñados de Wotan, siempre pendientes de no olvidar unas curiosas maletas ante la inminente mudanza a su nueva residencia; un Alberich (nibelungo) científico que controla los destinos de una espectacular planta nuclear, en la que trabajan unos enanitos que nada tienen que envidiar a los ejércitos spielbergianos; y, finalmente, un par de gigantes -Fasolt y Fafner- de más de tres metros de altura, que se llevan en volandas a la diosa de la juventud, Freia, sin la más mínima intención de ocultar la referencia -y hasta el homenaje- a la célebre escena de King Kong. Todo ello al margen de un Rin laserizado, un monstruo tecnológico tipo robot de cadena de montaje, un oro que asemeja más a un residuo radiactivo que a otra cosa y un Walhalla iluminado por neones de colores.

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Harry Kupfer y Barenboim presentaron un 'Anillo' radicalmente contemporáneo

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