La tierra es para quien la hereda
Una familia de agricultores riojanos se a cumplir la orden judicial de entregar su finca al obispo
Cuatro familias de agricultores riojanos se niegan a entregar sus tierras al obispo. El juez les ha ordenado que lo hagan, basándose en contratos, normas y leyes. Ellos oponen a esta decisión una vieja sentencia: "La tierra es para quien la trabaja". En su caso, la trabajaron sus abuelos y sus padres, y ellos mismos, que pasan ya de los 50 años. Pero el origen de este contencioso ocurrió a comienzos del siglo, después de una curiosa herencia.
Los colonos se han negado a cumplir la orden judicial de un modo contundente: el lunes hicieron entrar en la finca - 12 hectáreas para cultivar cebada- todo lo que encontraron a mano: sus esposas, sus coches, sus máquinas y sus cien ovejas. Desde entonces han desoído todas las órdenes de desalojo, y permanecen ocupando esas tierras de Alesón, una localidad situada a 20 kilómetros de Logroño, cerca de Nájera.El conflicto por la propiedad de las fincas se remonta a principios de siglo, cuando Simona Nalda falleció, dejando sus tierras a una sobrina, María Jesús Nalda, y a tres sacerdotes para que oficiaran misas y rezos por su alma. Las tierras fueron trabajadas desde entonces por la familia Olarte, como renteros o colonos; pero cuando en 1973 falleció una de los cuatro coherederos -la sobrina María Jesús Nalda, que había abrazado la vida religiosa en la congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús-, se produjo un cambio sustancial: el párroco, Raúl Najarro, descubre por los vecinos de Alesón que la propiedad de las fincas que explotan los Olarte corresponde a la Iglesia.
Ello hace que se inicie el contencioso, y los primeros contactos son negociadores: los Olarte podrían adquirir las 12 hectáreas en 1,5 millones de pesetas. Pero este bajo precio -el actual se estima en varias decenas de millones- levantó entre el vecindario de Alesón cierto malestar.
Los agricultores, no obstante, se opusieron a que les dejaran sin su finca, y quisieron hacer valer el derecho a unas tierras en las que trabajaron sus padres y abuelos.
Los Olarte son ya cuatro famílias: las de los hermanos Pedro, que tiene 57 años; Gerardo, de 54, y Gregorio, de 51, y su cuñado Elviro Iruzubieta.
El primer contencioso sobre la propiedad de estas fincas quedó solventado por la Audiencia Territorial de Burgos en favor de la diócesis de la Iglesia; y el juzgado de instrucción de Logroño número 1 ha ordenado que las tierras se otorguen provisionalmente a la Iglesia.
Ocupación
Después de todo ello, los colonos impidieron el lunes a la comisión judicial del Juzgado de Nájera que se hiciera efectivo el desalojo. Junto a los coches y las objetas, los colonos situaron pancartas alusivas a la Iglesia y al comportamiento del párroco de Alesón, Raúl Najarro, que presenció imperturbable los acontecimientos. Las pancartas recogían estos textos, entre otros: "Piensa en tus votos sacerdotales". "Los curas a predicar, los agricultores a labrar". Incluso en verso: "En el pueblo de Alesón, un cura con ambición, por conseguir unas fincas que suyas no son, pierde religión. Vienes de Logroño con intención de heredar, no lo has conseguido ni lo conseguirás, porque te faltan razones para poderlas pescar. Muchos viajes vas haciendo y nada vas a sacar, más que barro en los zapatos y canso de caminar".Los Olarte hacían ondear también unos documentos que, según afirman, son las escrituras notariales de propiedad. Finalmente, el que salió en busca de un notario fue el párroco, que quiso dejar constancia del incumplimiento de la orden del juez.
Varios miembros del Servicio de Información de la Guardia Civil observaron también los hechos sin intervenir. Junto a los tres hermanos Olarte-Gerardo, Pedro y Gregorio-permanecían sus esposas y su cuñado Elviro Iruzubieta.
La situación ayer, martes, se mantenía en torno a los Olarte en una tensa calma, sin nuevos acontecimientos.
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