El informe sobre economía sumergida preocupa a España
FERNANDO JÁUREGUI ENVIADO ESPECIAL, El informe elaborado ayer por el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, a los jefes de Gobierno de la Comunidad Europea (CE) reunidos en Hannover acerca de la situación de la economía sumergida en la Comunidad suscitó no poca preocupación entre los componentes de la delegación española que, encabezada por Felipe González, llegó ayer a esta ciudad alemana. Tanto esta cuestión, no formalmente incluida en el orden del día, como el tema de la extensión del espacio social europeo, en el que nuestro país dará la batalla, constituyen puntos primordiales para España en esta reunión del Consejo Europeo, oficialmente calificada como "de reflexión" por los portavoces españoles.
La presencia de funcionarios españoles asistentes a esta cumbre, que marca el fin de la presidencia semestral alemana de la CE, resulta inusitadamente numerosa, dado que, como explicó un portavoz gubernamental, "hay que tomar ideas para cuando organicemos la reunión del Consejo Europeo en Madrid" (en junio de 1989). Así no sólo es más nutrida la representación oficial, en la que se incluyen el ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, y el secretario general de Política Exterior, Fernando Perpiñá, además del secretario general de Empleo, Álvaro Espina, y, naturalmente, el secretario de Estado para las Relaciones con la CE, Pedro Solbes, sino que se han desplazado desde Madrid gran cantidad de observadores. Entre ellos se encuentran el director general del Gabinete de la Presidencia, Roberto Dorado -máximo responsable de los preparativos para la presidencia española de la CE-, y la casi totalidad de los principales responsables de la Oficina del Portavoz del Gobierno, excluido el ministro Javier Solana.Escasa importancia
Por lo demás, el Gobierno español pareció inicialmente conceder escasa importancia a esta reunión del Consejo Europeo, una vez sustanciados los más agobiantes problemas que acechaba a la marcha de la unidad europea. El propio Felipe González vaticinó ayer, a su llegada a Hannover, que la presente cumbre sería tranquila.
Ni el principal punto en la agenda, la discusión sobre la conveniencia de crear un banco central europeo previa formación de un comité de sabios que dictamine sobre el tema, ni las diferentes fórmulas para encauzar el mercado interior único constituían caballos de batalla para los españoles, que, sin embargo, sí se mostraban dispuestos a litigar para que la formación de un espacio social europeo "no responda a esquemas demasiado rígidos y reglamentistas", como desean los países más desarrollados. Sin embargo, la decisión de aplazar hasta la reunión de Madrid el año próximo la resolución sobre los problemas vinculados a la unidad económica hizo anoche que esta cumbre adquiriera un sesgo inesperado para España.
Eran otros temas a tratar, aunque no directamente vinculados al orden del día, como el informe Delors sobre terrorismo y economia sumergida, o la futura vinculación de la peseta al Sistema Monetario Europeo (SME), los que más acaparaban en principio la atención de los representantes españoles.
Un miembro de la delegación admitió que las recomendacioirles que Delors hará sobre métoidos para enfrentarse a la economía sumergida se considera materia delicada por González. Sin embargo, el Gobierno español, que anoche desconocía aún oficialmente el contenido del informe, sí se mostraba extraordinariamente interesado en la difusión de las recomendaciones sobre combate contra el terrorismo. Por lo que respecta a la vinculación de la peseta al SME, González se mostró ayer ambiguo: "Eso es algo que no está necesariamente ligado a esta cumbre".
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