El nuevo 'look' de un festival

El cambio de ubicación, fenómeno que se ha hecho habitual en el desarrollo de las siete ediciones anteriores de la Trobada de Música del Mediterrani, ha beneficiado esta vez al festival. El Palau de la Música de Valencia y el escenario montado en el tramo del jardín del Turia, diseñado por Ricardo Bofill con aires neoclásicos, dotan las actividades del certamen de una imagen de profesionalidad que los emplazamientos anteriores en plazas, antiguos cines al aire libre y tinglados del puerto no acababan de hacer creíble.Un programa más amplio que otras veces y la presencia de atracciones como Irene Papas, los Derviches de Konya (Turquía) o Renato Carosone, conseguidos gracias a un presupuesto más amplio, confirman, si hacía alguna falta, la validez de un festival que ha fabricado un público propio, pero no cuenta con el beneplácito de los grupos del centro-derecha municipal, reticentes hacia el aire progresista de muchos de los intérpretes que participan en los recitales.

Si Irene Papas ha sido la atracción con más gancho, hoy, el encuentro, con el aire festivo propio de la celebración de Sant Joan, pondrá en escena al cantante napolitano Renato Carosone, autor y arreglista de grandes éxitos de la canción italiana. Junto a él, el grupo Piecola Serenata y el colectivo La Burbuja Teatro completarán una oferta relajada y nostálgica.