Mijalkov: "La revolución cientifico-cultural no puede resolver problemas morales"
El director de 'Ojos negros' viajó a Barcelona para recoger el Premio Sant Jordi al mejor filme extranjero
El director de cine Nikita Mijalkov, nacido en Moscú en 1945, se mostró crítico con la perestroika y dijo que su país todavía tiene pendiente un análisis despiadado sobre la política de los últimos 70 años. Mijalkov viajó a Barcelona para recoger el Premio Sant Jordi de cinematografía a la mejor película extranjera, concedido a su último filme, Ojos negros. El realizador soviético adelantó que su próxima película, protagonizada por Meryl Streep, reflejará su idea de que "la revolución científico-cultural no puede resolver los problemas morales".
Para definir a la perestroika explicó el siguiente chiste: "En una exposición de perros que se celebraba en París, al ejemplar ruso le hicieron notar que llevaba la cadena más larga, a lo que el perro contestó que era cierto, pero que ahora tenía el plato de comida más lejos". Para Mijalkov, que no atacó directamente en ningún momento la apertura que se está produciendo en su país de origen, hay dos medidas prioritarias que se deben de tomar."La primera es que el campesino tenga la garantía absoluta de que la tierra que trabaja es suya, ya que históricamente se les ha tratado muy mal. La segunda, realizar un análisis despiadado de la política de la URSS durante los últimos 70 años. Explicar cómo es esa clase burocrática del partido que se dedica a vivir bien sin trabajar".
Milhalkov reconoce que la vida en la URSS es hoy más fácil. "Se pueden ver películas antes prohibidas y los periódicos publican toda clase de noticias", asegura. "Pero lo cierto es que permanece el mismo partido en el mismo sitio y que no quiere perder el poder". Para el director, debe existir la certeza de que la lucha no se hace con los mismos métodos estalinistas. "Creo que el camino de verdad consiste en otorgarle al hombre la sensación de su propio valor".
El futuro
Ésta es una de las ideas que expresó con más insistencia durante la conferencia de prensa celebrada el martes en Barcelona. "La mayoría nunca tiene razón, y si la tiene, es durante el momento presente. Pero siempre hay una minoría que está pensando en el futuro. Cuando esta minoría se convierte en mayoría, tiene que empezar el mismo proceso", dijo.Mijalkov nació en Moscú en 1945 en el seno de una familia de artistas. Su padre era escritor y su madre poetisa. Es hermano del también director de cine residente en Estados Unidos Andrei Mijalkov Konchaliovski, más conocido por su segundo apellido. Mijalkov inició su trayectoria como realizador de cine en 1975. Hasta esa fecha se dedicaba a su carrera de actor y había interve nido en más de 25 películas.
"Ahora que tengo la posibilidad de elegir, se confirma el principio espantoso de que el hombre vive bien allí donde no está", aseguró. Sin embargo, su trayectoria futura se decanta claramente por la dirección de películas. Próximamente va a iniciar el rodaje de El barbero de Siberia, una coproducción italonorteamericana protagonizada por Meryl Streep. Es una tragicomedia que se sitúa en Rusia a finales del pasado siglo. "Quiero reflejar, pero sin que sirva de declaración, que la revolución científico-cultural no puede resolver los problemas morales, y que conduce al borde de la catástrofe y la degradación. En el centro se desarrollará una historia de amor", adelantó.
Es un cineasta al que no le gusta en exceso hablar de sus películas. "Cuando termino una película es que como si no la hubiera hecho yo". Hasta el momento ha realizado ocho. Sobre la última, Ojos negros, dijo que volvió a adaptar textos de Chejov, por que es la realidad que más cono ce. "Me hubiera sentido inseguro contando algo sobre Italia, pero no sobre Rusia", reconoce. Para Mijalkov, la idea de este filme no consistía en adaptar literalmente las obras de Chejov, sino crear un ambiente chejoviano. "Y Mastronianni era el actor idóneo. De hecho el guión se pensó para él. No me imagino a Mastronianni de ruso". Con el mismo actor italiano ha realizado recientemente un espectáculo teatral, basado también en textos de Chejov, en el Teatro Argentina de Roma. Para el director de cine, trabajar en teatro ha sido una experiencia muy interesante porque hay que pensar cómo llamar la atención del espectador "El espectador busca el placer y el arte contemporáneo está obligado a dárselo, aunque muy pocas veces lo consigue. Hay que perseguir que realice un esfuerzo espiritual y eso con un solo plano general resulta muy difícil. En e cine hay muchas más maneras de engañar", señala.
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