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CHILE, ANTE EL PLEBISCITO / Y 2

El 'no' del optimismo

En la sala de prensa de la sede central del Comando de la Campaña del No, una serie de imágenes fotocopiadas muestra al general Augusto Pinochet empequeñeciéndose progresivamente hasta terminar minúsculo y casi cayéndose de un panel. Las fotocopias son un símbolo del optimismo que exuda la oposición en los últimos meses. En esa sede, partidos que en 1973 se enfrentaban en las calles comparten oficinas contra la tiranía.

En un nuevo paso unitario, los 16 partidos que integran el Comando del No reorganizaron su estructura, para dar más impulso a la campaña opositora. Como portavoz del comando fue designado el presidente democristiano Patricio Aylwin, que será el rostro visible frente a la imagen de Pinochet. El Partido Comunista, decimoséptimo que se suma al no, quedó fuera de esta estructura y pretende dar al plebiscito un carácter de enfrentamiento con el régimen.El arco del no reúne a casi dos tercios del electorado, si se toman en cuenta las últimas elecciones de 1973 y los resultados de votaciones en organizaciones sociales. El centro y la izquierda casi completa -con la excepción del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y otros grupos que combaten con las armas al régimen -se enfrentarán por la vía electoral a una derecha dividida pero sin deserciones de importancia hacia la oposición al régimen y las fuerzas armadas en una lucha dispar: el gasto social supera en propaganda 30 a 1 a la oposición, rige el estado de emegencia, y la prensa independiente es acosada.

La principal preocupación de la oposición es que el régimen cambie la Constitución para suspender el plebiscito y reemplazarlo por elecciones libres, en las que Pinochet tiene más posibilidades, o que, lisa y llanamente, mediante un autogolpe, la dictadura suspenda los comicios si vislumbra una próxima derrota.

Para realizar elecciones libres es necesaria una reforma constitucional, aprobada por un plebiscito. En ese caso, la oposición, después de hacer publicidad al no durante meses, se vería arrastrada a un voto afirmativo, con la obvia confusión consiguiente. Ante tal eventualidad, los opositores no quieren perder su ventaja. Andrés Zaldívar, vicepresidente democristiano, señaló que de ocurrir este cambio "iremos a las elecciones, presentaremos candidatos y no cabe duda que el triunfo será para los partidos democráticos y no para los que han apoyado la dictadura".

Importancia del censo

Otra de las preocupaciones es que una ola de violencia terrorista, de origen oscuro, intensifique la represión y el temor. La oposición estima el terreno electoral como el más propicio para derrotar a Pinochet, que en ese campo -a diferencia del de un enfrentamiento- se siente incómodo.

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La Constitución de 1980, que el dictador entiende como un mecanismo para perpetuarse hasta 1997, es vista por los políticos como una herramienta para vencer. Pero no será fácil. La Prensa opositora comenzó a advertir a los partidos sobre el riesgo de una excesiva confianza: Pinochet no concibió el plebiscito para ser derrotado.

A pesar de que hay 5,5 millones de inscritos en el censo electoral, de un meta de 6,5 millones que los técnicos de la oposición consideran necesaria para el triunfo, son los contrarios al régimen los más reacios a inscribirse para votar. De cada 100 partidarios del sí, 80 están inscritos, mientras que de cada 100 opositores sólo 40 lo han hecho. La proporción es aún más desfavorable entre los jóvenes, grupo donde se cuenta la mayor parte de los opositores.

Aunque la tendencia es al aumento del número de inscritos de oposición, el escepticismo y la apatía son los principales adversarios. Cinco de cada 10 opositores creen que ganará Pinochet o que habrá algún tipo de fraude, y en las barriadas obreras de Santiago, que en 1983 fueron escenario de las protestas, la campaña electoral no prende con entusiasmo.

La oposición necesita arrasar con un resultado estrepitosamente favorable, para negociar la transición a la democracia. Las características de ese diálogo con las fuerzas armadas "serán muy distintas si el triunfo del no es de 70 contra 30, que si es de 55 contra 45", dijo Aylwin. Una victoria estrecha hace improbable que se altere la Constitución. Si hay fraude, agregó, "saldremos a la calle".

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