Desde la ilusión
La corrida de la Beneficencia es una de las clásicas de la temporada taurina española. Su organización escapa, sin embargo, de los círculos taurinos habituales; si es uno de sus atractivos, implica, por otro lado, un importante reto.Tradicionalmente se ha respetado su fecha habitual: el segundo jueves de junio. La longitud del abono isidril ha implicado que la fecha de su celebración sea una práctica continuación o apéndice de aquél, lo que imposibilita otra de sus costumbres, como tal no-escrita en lado alguno: contar con los triunfadores de la feria.
Es posible, cara al futuro, que haya que replantearse su fecha o, lo que no sería nada descabellado, anunciarla en los carteles, aun fuera de abono.
La concepción del cartel se ha hecho sobre la base de contar con los dos grandes ausentes de la feria: Rafael de Paula y Fernando Cepeda. El primero, porque su desacuerdo con el actual empresario de Las Ventas ha privado a los aficionados de verle de nuevo tras su triunfa¡ actuación el pasado otoño en esta plaza. El segundo, porque una fuerte cornada en la pasada feria de Sevilla,'el día de la corrida de Torrealta, le dejó fuera de los carteles de Madrid. Si Rafael de Paula es la emoción, entendida con Sartre como "la caída de la conciencia en lo niágico", Fernando Cepeda es la esperanza de su concepción del toreo que creíamos perdida en la soledad de algún viejo maestro.
Para el tercer puesto en litigio cabría contar con el, hasta el momento de rematar el cartel, legítimo y justo triunfador de la feria, Manili, lo que podría implicar una desigualdad de oportunidades con otros compañeros por el niero y accidental hecho de haber sido anunciados posteriormente.
La presencia de un joven e importante torero de Madrid, Joselito, alumno aventajado de la Escuela de Tauromaquia, quien, por otra parte, ha cuajado una digna actuación en la feria, completa el cartel, que entendemos de lujo, equiparable al mejor de cuantos se hayan podido celebrar en la reciente feria isidril con otros medios y otras posibilidades de negociación.
La falta de suficientes corridas de garantías en el campo, debido al acaparamiento que las empresas hacen con antelación, nos ha llevado a buscar entre aquéllos los toros del viejo hierro de Sepúlveda de Yeltes, que sus actuales propietarios, Iñigo y Antonio Sánchez Urbina, con la ayuda del viejo mayoral de la casa Pedro Tapia, han logrado, bajo el simple nombre de Sepúlveda, recuperar la atención de aficionados y toreros sobre la misma.
Es posible que se nos imputen errores tales como lo que para alguno puede representar un alto coste en su organización. En todo caso, es un bajo precio para salvar aquello que es fundamental en el orden taurino, mucho más cuando se actúa desde los poderes públicos: la independencia. Estamos tranquilos porque lo hemos conseguido.
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