'Miloserdie', una palabra en desuso
Miloserdie es una vieja palabra rusa que, ignorada durante largo tiempo por el Estado soviético, reivindica hoy un puesto en la sociedad. Miloserdie significa caridad y hoy se asocia a actividades como el socorro de los pobres, el cuidado de enfermos, ancianos y niños subnormales que la Iglesia ortodoxa rusa está dispuesta a emprender por su cuenta, si la ley lo llega a autorizar.Dinero no le falta. Cada año, la institución da más de 30 millones de rubios al Fondo de la Paz y cinco millones de rubios al Fondo de Conservación de Munumentos. La caridad legalizada le permitiría administrar directamente sus fondos en ayuda de la sociedad civil.
Grupos caritativos han brotado espontáneamente en distintos lugares de la URSS. Darifil Granin, un escritor de 69 años, es el alma de la organización más desarrollada hasta ahora. Funciona en Leningrado y en ella creyentes y no creyentes trabajan gratuitamente ayudando a ancianos, inválidos, personas que padecen la soledad y también afgantzi, los soldados que han regresado de Afganistán.
La legalización de la caridad significa el reconocimiento de una impotencia por parte del Estado soviético. Las instituciones oficiales no pueden resolver todos los problemas del ciudadano, ni materiales ni espirituales. Se puede ser soviético y ser pobre, inválido e infeliz. "La caridad", nos ha dicho Granin en su casa de Leningrado, "ha estado siempre en las tradiciones rusas. Leon Toistoi, por ejemplo, daba de comer a los hambrientos y en Rusia existían muchas instituciones filantrópicas".
"Humanismo abstracto"
En los años treinta, con el estali nismo, "la caridad fue erradicadz de la vida de la gente". Tras e paréntesis que supuso la II Guerra Mundial, la sociedad soviética desarrolló un "humanismo abstracto" y se "endureció". "Ablandarla es un proceso mucho más difícil. Sobre todo mientras no se resuelvan los problemas econórnicos'.
Integrar la caridad en un sistema que creía poderlo resolver todo resulta complicado. Los mismos beneficiados están tan acostumbrados a unas condiciones de vida crueles que desconfían de sus benefactores. Los ancianos de un asilo de Leningrado tardaron en entender que los jóvenes que limpiaban sus habitaciones y conversaban con ellos no querían dinero por su trabajo. 'Cuando lo entendieron se echaron a llorar".
[Uno de los principales santuarios religiosos rusos, el Monasterio de las Catacumbas, de Kiev, en Ucrania, será parcialmente devuelto a las autoridades eclesiásticas ortodoxas el proximo martes con ocasión de los festejos del milenario, según informa France Presse. El metropolita de Kiev, Filaret, así lo anunció ayer en una conferencia de prensa celebrada en el monasterio de Danilov. Filaret indicó que sólo una parte de ese lugar histórico, construido en el siglo XI, pasará a depender de las autoridades de la Iglesia Ortodoxa para reanudar las actividades monásticas.]
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.