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CITA EN MOSCÚ

Reagan explica a Thatcher el nuevo marco del diálogo Este-Oeste

La estancia de Ronald Reagan en Londres viene a confirmar la singularidad de las relaciones anglo-norteamericarías, pero también a realzar el papel de Margaret Thatcher en la escena internacional, en la que se beneficia de tener un acceso privilegiado a los líderes de ambas superpotencias. Mijail Gorbachov hizo una corta escala en el Reino Unido en diciembre, camino de la última cumbre de Washington, y ahora Reagan pasa por la capital británica para explicar a la primera ministra el contenido de sus conversaciones de Moscú y plantear el nuevo contexto en que se van a desarrollar en el futuro las relaciones Este-Oeste.El feliz maridaje entre Reagan y Thatcher nació de la angustia británica en la guerra de las Malvinas y de la decisiva ayuda que Washington prestó a la campaña militar, que fuentes norteamericanas consideran que Londres no hubiera podido ganar sin el concurso estadounidense.

Fibra histórica

Thatcher comprobó en aquel momento el valor de la fibra histórica que une a ambos países e incrementó su admiración personal por Reagan, a quien siempre ha dicho sentirse muy próxima.

El camino recorrido por ambos, sin embargo, no ha estado exento de problemas y sobresaltos, el mayor de los cuales fue la cumbre de Reikiavik, en la que Estados Unidos estuvo a punto de aceptar la total eliminación de las armas nucleares sin consultar a Europa.

Thatcher, primera defensora de la firmeza ante los soviéticos, palideció ante la perspectiva y tuvo plena conciencia de que su amistad personal con Reagan no inmunizaba contra otros intereses que podían ser los de las superpotencias sin ser los de Europa, en la que ella es la más estrecha colaboradora de Estados Unidos.

La firma posterior del acuerdo para desmantelar los misiles de alcance medio fue muy celebrada por Thatcher, que lo presentó como un triunfo para la Unión Soviética y para el Oeste logrado por la buena voluntad de Reagan y de Gorbachov, el hombre al que ella avaló ante la sociedad internacional cuando aún era un semidesconocido y lo introdujo como "un hombre con el que se puede tratar". Ahora Thatcher ve cómo Reagan comparte su fervor por los esfuerzos aperturistas de Gorbachov.

Reagan ofreció ayer a su anfitriona un relato en primera persona de su experiencia moscovita, a la que ella no es extraña y en la que ve el principio de una nueva relación entre ambos bloques.

También abordaron durante la entrevista en Downing Street que precedió a la cena oficial los detalles sobre los planes soviéticos de desarme, las negociaciones sobre armas químicas y la situación de los derechos humanos, cuya defensa por Reagan a las mismas puertas del Krenilin ha impresionado a Thatcher.

Antes de estos intercambios de pareceres políticos, los Reagan tomaron el té en el palacio de Buckingham, donde la reina Isabel celebraba ayer los 35 años de su coronación.

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