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CITA EN MOSCÚ

Bajo el busto de Lenin

El presidente de EE UU se somete a la curiosidad de los estudiantes de la universidad de Moscú

Francisco G. Basterra

El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, bajo un busto de Lenin, alentó ayer al cambio político a 1.000 estudiantes de la universidad de Moscú, cuna de la elite soviética y donde en 1955 se graduó en Derecho el máximo dirigente de la URSS, Mijail Gorbachov, exhortándoles a que no tengan miedo a la libertad y a llevar las reformas de la perestroika hasta sus últimas consecuencias. El discurso del presidente fue bien recibido por estudiantes y profesores, convenientemente escogidos por su militancia comunista, y que le sometieron a preguntas blandas.

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El presidente llevó a la universidad, uno de los más colosales ejemplos de la monstruosa arquitectura estalinista en Moscú, el mensaje de la revolución tecnológica, de la información, del ordenador, del microchip, del libre mercado y de la fuerza creativa del individuo. Reagan apoyó de hecho con su discurso, ante una audiencia crítica para el futuro de la perestroika la política revolucionaria de Gorbachov.Sus ataques a la burocracia provocaron risas y aplausos de la audiencia, que reaccionó muy positivamente cuando Reagan afirmó que si él no puede firmar un tratado de reducción de armas estratégicas (START) antes de que deje la Casa Blanca, insistirá ante su sucesor para que lo haga, y "vosotros podréis ver el día en el que no habrá más armas nucleares en el mundo".

Carlos Chaparro, estudiante colombiano de mecánica matemática, de 23 años, se quejó a EL PAIS de que la visita presidencial era "sólo un montaje" preparado por los dirigentes universitarios del PCUS.

Tres estudiantes de cuarto curso de derecho -en la universidad, la más importante del país, estudian 30.000 personas- polemizaron ante EL PAÍS sobre la velocidad y el alcance de la perestroika.

Igor Zhigachov, de 25 años, se mostró partidario de que las reformas vayan más rápido, pero que no se fuercen. "Velocidad sí, pero no fuerza para imponerlas". Eltsin, dijo refiriéndose al depurado ex jefe del PCUS en Moscú, "no es un héroe de la perestroika, es un extremista". Su compañero Iván afirmaba lo contrario. A Zhigachov, como a otros estudiantes consultados, Reagan les gusta por su intento de llegar a acuerdos de reducción de armamento, "pero no por su política hacia Centroamérica".

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Otros estudiantes, sobre todo mujeres, elogiaron las maneras de Reagan, "es como un caballero chapado a la antigua". Jeff Matusow, estudiante norteamericano, declaró que el debate político en la universidad no es espontáneo y que el nivel de educación ofrecido aquí es muy alto, aunque demasiado especializado. La elección de delegados para la próxima conferencia del PCUS ha provocado un fuerte enfrentamiento en la universidad de Moscú entre gorbachovianos y partidarios de frenar el proceso reformista.

Reagan, hablando ante un mosaico revolucionario de un mar de banderas rojas, afirmó que "no sabemos cuál será el final de este viaje [la perestroika], pero confiamos en que la promesa de la reforma será cumplida". "Vuestra generación está viviendo uno de los más excitantes y esperanzadores tiempos de la historia soviética", aseguró Reagan, que pidió a estudiantes y profesores que se arriesguen y tengan "fe". Para explicar lo que quería decir les puso un ejemplo de la película de vaqueros Dos hombres y un destino y les contó una escena.

"El mundo mira hoy con expectación los signos de cambio, los pasos hacia mayor libertad en la URSS. Miramos y esperamos porque vemos que están ocurriendo cambios positivos. Sé que hay algunos en vuestra sociedad que temen que el cambio sólo acarreará desorden y ruptura de la continuidad, algunos; que tienen miedo a abrazar la. esperanza del futuro", dijo. Horas antes, en el Kremlin, Gorbachov había explicado al presidente el alcance y los problemas que enfrenta la perestroika.

Reagan declaró a los estudíantes que había reiterado a Gorbachov lo importante que es que garantice legalmente los cambios, "porque si la reforma no es institucionalizada será insegura".

El presidente, en un discurso brillantemente escrito, que cafificé como uno de los más importantes mensajes de esta cumbre, afirmó que "no he venido aquí a hablar de las realidades de hoy, sino de las posibilidades de mañana". Explicó que se: está avanzando hacia un mundo donde el hombre crea su propio destino. "Pero el progreso no está predeterminado. Laclave es la libertad, libertad de pensamiento, de información, de comunicación", afirmó el presidente.

Reagan reconoció ante esta audiencia de comunistas convencidos, cachorros de la perestroika, que "la libertad en Estados Unidos no comienza o concluye con elecciones". Aprovechó esta idea para deferider la libertad religiosa, las garantías constitucionales existentes en su país, la justicia independiente, en un sistema "en el que el acusado es inocente hasta que es probado culpable y en el que la palabra de un policía, o de un funcionario no tiene más peso que la del acusado". "Pero la libertad", añadió el presidente, al que acompañaba, el rector de la universidad, Anatoly Logunov, de larga barba blanca, "es más que esto. Es el derecho a preguntarse y a cambiar la forma establecida de hacer las cosas. Es el reconocimiento de que nadie, ninguna autoridad, ningún Gobierne, tiene el monopolio de la verdlad".

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