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ELECCIONES AUTONÓMICAS EN CATALUÑA

La abstención es hoy la principal incógnita electoral

Cuatro millones y medio de ciudadanos han sido convocados hoy para elegir a los 135 diputados del Parlament de Cataluña, después de una de las campañas electorales más cortas y apáticas del período democrático. La principal incógnita reside en el nivel de participación, del que dependen el tamaño de la victoria de Jordi Pujol -pronosticada por todas las encuestas- y los porcentajes de representación parlamentaria que alcancen las demás fuerzas. Convergéncia i Unió (CiU), la coalición dirigida por Jordi Pujol, aspira a obtener la mayor votación de su historia.

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Pujol ha colocado el listón en 1.400.000 sufragios, para lo que necesita superar sus propios resultados de las anteriores autonómicas (1.346.917 votos, el 46,6% del total) e incrementar, en una cuarta parte, los votos de CiU en las municipales de hace un año. Existen pocas dudas de que la coalición nacionalista conservadora consiga una amplia mayoría en esta convocatoria, con lo que CiU iniciará un tercer mandato al frente de la Generalitat de Cataluña.En las filas convergentes se acaricia la expectativa de superar la barrera del 50% de los sufragios emitidos, pero para ello son básicas dos incógnitas que no se despejarán hasta la hora del recuento: el nivel y localización de la abstención y la capacidad de atraer el voto útil de electores simpatizantes de AP (por la afinidad conservadora) y de antiguos electores de Esquerra Republicana (por la afinidad nacionalista).

Los socialistas (866.425 sufragios en las autonómicas de 1984 y 1.294.103 en las municipales del año pasado), consideran decisiva la actitud de 300.000 ciudadanos, localizados principalmente en el cinturón de Barcelona, que suelen votar a la izquierda en las legislativas y municipales, pero se abstienen en las autonómicas.

La participación electoral ha evolucionado, tras la marca del 8 1 % alcanzada en las elecciones legislativas de 1982. Porcentajes en torno al 70% han sido normales en todos los comicios posteriores, excepto en los autonómicos de 1984. Si el nivel de abstención aumenta hoy sustancialmente, puede influir mucho en los resultados de las principales opciones.

Convergència i Unió parece en condiciones de consolidar su posición hegemónica en Cataluña, donde hasta ahora los socialistas mantienen una importante red de poder municipal.

El candidato-presidente ha podido darse un baño de popularidad, mientras el hombre fuerte de CiU, Miquel Roca, condicionaba la campaña con ataques contra todo adversario que intentara sacar las elecciones del marco estrictamente catalán", aunque sopesara en círculos restringidos las consecuencias que tendrían las distintas hipótesis de resultados para el protagonismo de CiU en la escena política española.

Elogios a Suárez

En plena recta final de la campaña, Pujol recibió invitaciones a un acuerdo por parte de AP, a las cuales el líder de CiU contestó con elogios al presidente del CDS, Adolfo Suárez, quien se había abstenido de toda crítica directa a Pujol. Suárez podrá comprobar esta noche hasta qué punto los resultados de estas elecciones influyen en su intento de convertirse en alternativa a Felipe González.

Un propósito teóricamente idéntico guía a Antonio Hernández Mancha, presidente de AP, pero a nadie se le oculta que necesita unos resultados dignos principalmente para conjurar el riesgo de la desestabilización interna.

Los socialistas, por su parte, han protagonizado un final de campaña marcado por la incertidumbre sobre si el presidente del Gobierno iba a visitar o no Cataluña, incertidumbre sostenida a lo largo de diez días, lo cual parece demasiado para un período electoral.

Estas consideraciones han restado importancia a los debates sobre temas de la comunidad autónoma. Las subvenciones oficiales otorgadas a entidades relacionadas con la Crida, o el aumento de las cargas financieras soportadas por la Generalitat, son cuestiones aplazadas hasta después de la votación.

La campaña ha coincidido también con un rosario de conflictos sociales -huelga de los profesores de la enseñanza pública, paros de los funcionarios municipales de Barcelona, cierre de Mercabarna, paros en la construcción-, que junto con grandes sucesos, como el asalto policial a una vivienda de Leganés, han acaparado la atención de la opinión pública más que la actividad electoral.

Todo ello no ha impedido una campaña tranquila y desarrollada con admirable respeto mutuo. Con todo, veinte mil policías y guardias civiles han sido destinados a proteger las 7.110 mesas electorales, así como edificios oficiales y centros de comunicaciones. Los catalanes pueden elegir entre veinticuatro opciones, aunque en la práctica sólo seis tienen oportunidad de lograr representación.

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