Seis años conflictivos
ESTEBAN S. BARCIALos seis años de gestión del ministro Maravall han estado marcados por dos grandes leyes: la LODE y la LRU, ambas aprobadas a lo largo de la primera legislatura de mayoría socialista. Pese al grado de controversia política suscitada por ambas leyes (más acusada en el caso de la LODE que en la de reforma universitaria), los mayores conflictos se han producido en el último año, en ambos casos relacionados con la enseñanza pública: el de los estudiantes de enseñanzas medias, especialmente virulento en los dos primeros meses de 1987, y el que actualmente protagonizan los profesores de EGB, bachillerato y formación profesional.
La LODE puso en pie de guerra contra Maravall a los defensores de la enseñanza confesional privada, una polérnica que duró algo más de dos años y que, en cierto modo, contribuyó a acrecentar su aceptación dentro del sector público.
En el- otoño de 1984, una encuesta de opinión sobre el grado de aceptación popular de los miembros del Gobierno socialista, publicada por EL -PAIS, situaba a Maravall tan sólo por detrás de Fernando Morán, entonces ministro de Exteriores. El refrendo de la LODE por el Constitucional en junio de 1985 supuso sólo una tregua en aquel conflicto, que se recrudeció con motivo de la regulación de los conciertos de los centros privados con el Estado, fórmula que consagraba definitivamente la financiación estatal de la enseñanza privada.
"Pruebas de idoneidad"
La aprobación de la LRU apenas provocó controversia pública, pero sí su posterior desarrollo. La regulación de las plantillas docentes, la anticipación de la edad de jubilación de los catedráticos y la fórmula adoptada para paliar el problema de los profesores no numerarios -las controvertidas pruebas de idoneidad- generaron más descontento que satisfacción, sin olvidar que la reforma de los planes de estudio, aún en gestación, concitó duras críticas de los alumnos y buena de parte de los profesores.
La oposición en la universidad a dicho proceso de reforma coincidió con las movilizaciones de los estudiantes de enseñanzas medias, que sin duda constituyeron el principal punto de inflexión en la imagen pública del ministro Maravall.
Entonces, como ahora con ocasión de las reivindicaciones de los profesores, las críticas apuntaban en una misma dirección: el retraso en responder a las demandas planteadas y la posterior descalificación de las mismas por "su maximalismo". La LODE le granjeó la enemistad de la derecha; la revuelta de los estudiantes, las primeras críticas duras de los partidos situados a la izquierda del PSOE, y el actual conflicto ha unido a la derecha y la izquierda en su contra.
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