Rostros de dolor, de desprecio, de marginación

, El obispo de Oruro, Julio Terrazas, en su discurso de bienvenida al Papa ante los campesinos y mineros, empezó diciendo: "La comunidad eclesial de Oruro, Santidad, contempla aquí los rasgos sufrientes de Cristo que nos cuestiona e interpela, porque son rostros marcados por el dolor y el sufrimiento, el desprecio y la marginación. Ellos piden una liberación que no les llega de ninguna parte. Ellos condenan la degradación humana a la que les ha conducido la situación de injusticia provocada por el egoísmo individual y colectivo, efecto del mal, el pecado y la indiferencia, encarnados en estructuras históricas y concretas". Y recordando que aquel lugar, con sus minas, había sido motivo de riqueza para aquella gente pobre, afirmó que las minas paradas "son hoy sólo monumentos a quienes despedazaron sus pulmones por crear una conciencia de clase trabajadora".

El minero Víctor López Arias, que conmovió a todos los presentes, dijo al Papa: "Santo Padre, hoy usted no ha podido escuchar el silbido de las sirenas porque los socavones están vacíos y sólo se oye aquí el llanto de nuestros niños, que no tienen pan para llevarse a la boca y mueren de hambre". Por su parte, el campesino quechua Primo Arce, que se dirigió al Papa también, "en nombre de mi esposa", denunció que las autoridades "nos tratan como a un animal cualquiera".